En el sur de Esmeraldas, el río Teaone fluye como una arteria de vida y muerte. En los últimos tiempos, en promedio de cada semana, por sus aguas turbias navega el horror con cuerpos amarrados y con señales de tortura.

María Tenorio, residente de una ciudadela aledaña al afluente, resalta que “antes, nuestros niños jugaban en sus orillas, ahora este río solo nos trae pesadillas”. El curso de agua del Teaone atraviesa el sur de Esmeraldas y pasa por varios barrios denominados conflictivos y parroquias rurales.

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Adán Quiñónez, morador de la ciudadela La Concordia, donde fue hallado un cuerpo el lunes 10 de junio de 2024, cree que los cuerpos son lanzados en otros sectores y la corriente los arrastra.

José Veloz, pescador que ha conocido el río desde joven, habla con una mezcla de ira y miedo. “El río nos daba sustento, ahora solo nos da cuerpos sin vida”, afirma, mientras prepara su red, herramienta de trabajo que a veces se convierte en instrumento de rescate de los cadáveres.

El último hallazgo fue el cuerpo de un joven de aproximadamente 22 años de edad, cuya identidad aún no se conoce. Esos restos permanecen todavía en el Centro de Medicina Forense porque nadie los ha reclamado. En esa dependencia están los otros cadáveres sacados del río Teaone, y en lo que va del año, ninguno ha sido identificado.

Muchas veces, el alto grado de descomposición impide identificar los cuerpos y si nadie los reclama no hay forma de al menos hacer una prueba de ADN, según explica una fuente policial consultada por EXTRA.

Lo que llama la atención de los últimos cinco hallazgos es que todos los restos en estado de descomposición estaban torturados, con las manos y los pies atados, amordazados y con la cabeza cubierta, ya sea con un saco o con una funda. “Es un patrón que se repite en todos los casos, por eso estamos investigando si las muertes tienen alguna relación”, aseguró una fuente policial.

Según Damián Mosquera, experto en seguridad y criminalística, la situación en el río Teaone en Esmeraldas es alarmante y requiere una investigación urgente, porque es claro que hay una o un grupo de personas que están cometiendo estos asesinatos.

Desde su punto de vista, “la aparición recurrente de cuerpos torturados, maniatados y con la cabeza cubierta sugiere una serie de patrones y motivaciones que deben ser analizados y abordados por las autoridades competentes”.

Meza considera también que “la tortura y el asesinato de personas pueden ser utilizados como una forma de resolver conflictos o de castigar a aquellos que se consideran traidores o enemigos”. (LCh)

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