Jorge Sarabia, de 75 años, se encuentra en proceso de recuperación en el Hospital del Seguro Social de Puyo, tras haber sobrevivido cinco días perdido en la selva de los Llanganates, en la provincia de Pastaza.

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El viernes 10 de enero, Sarabia salió temprano hacia una finca en el sector de La Merced, sin imaginar que su caminata se convertiría en una odisea que pondría a prueba su resistencia y la solidaridad de su comunidad. Fue hallado al borde del río Anzú, con heridas en el cuerpo y evidentes signos de deshidratación.

La alerta sobre su desaparición llegó al ECU 911 la tarde del sábado 11, después de que sus familiares reportaran no haber tenido noticias suyas desde su partida. La preocupación movilizó al Cuerpo de Bomberos de Puyo, la Policía Nacional y el Ministerio de Salud Pública, quienes se unieron a comuneros de Boayacu para iniciar una intensa búsqueda.

La selva como adversaria

Las jornadas de rastreo fueron exhaustivas. Equipados con machetes, palos y perros rastreadores, los comuneros lideraron la incursion por senderos inexplorados. “No podíamos dejarlo solo allá. Jorge es parte de nuestra familia extendida”, declaró uno de los voluntarios.

Los rescatistas enfrentaron lluvias, insectos y las bajas temperaturas de la noche mientras acampaban en la montaña. Aunque las esperanzas fluctuaban con el paso del tiempo, la determinación de los involucrados no cedió. Finalmente, la tarde del martes 14, un grito de alivio rompió el silencio de la selva: Jorge había sido localizado.

Tendido junto al río, Sarabia estaba deshidratado, desorientado y con varios golpes en el cuerpo. Los comuneros improvisaron una camilla con palos y cuerdas para trasladarlo a través del río Anzú, donde un equipo de paramédicos y policías esperaba para brindarle los primeros auxilios.

“Estaba muy débil, pero consciente. Lo hidratamos y estabilizamos lo mejor que pudimos antes de que el helicóptero lo llevara al hospital”, explicó un miembro del equipo de rescate.

Sarabia fue trasladado al Hospital del IESS en Puyo, donde hasta la tarde del miércoles 15 continuaba bajo observación médica. Su historia es un testimonio de resistencia humana y el poder de la comunidad para enfrentar las adversidades.

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