Una luz al final del camino. Pero, como dijo el ciego: “ver para creer”, los habitantes de Guayaquil esperan que el anuncio del inicio de operaciones de la Troncal 4 de la Metrovía sea por fin una realidad. Este anhelado proyecto, que se espera que comience a operar a más tardar en marzo de 2025, promete transformar significativamente el panorama del transporte público en el Puerto Principal, aunque para eso es necesario contar con unidades decentes.

Para muchos, esto es más que un simple proyecto de infraestructura; es una esperanza tangible de mejorar la calidad de vida y la movilidad. La realidad cotidiana para los habitantes del suburbio siempre incluye largos tiempos de viaje y una red de transporte insuficiente y en mal estado, sumado a esto los dolores de cabeza que sufren los usuarios por la delincuencia.

La demora en su ejecución ha generado frustración y desilusión entre los habitantes que llevan años esperando una solución efectiva a sus problemas de transporte. Esta ‘eterna’ espera muestra la necesidad de una gestión más ágil y eficaz en la planificación y ejecución de proyectos para la ciudad. De nada servirá contar con una infraestructura moderna si las unidades de transporte son defectuosas o si los vehículos enfrentan problemas de mantenimiento, como desarmarse o incendiarse en el camino.

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