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Opinión

Editorial: Al rescate de Solanda

A pesar de los operativos policiales, la presencia de sicarios y las extorsiones siguen siendo problemas comunes en el sector

La situación en el sector de La J, en Solanda, sur de Quito, se ha vuelto insostenible para los comerciantes por la creciente violencia y las extorsiones. El asesinato de un vendedor es solo uno de los numerosos casos de criminalidad que aquejan a esta zona. Las ‘vacunas’ por parte de grupos armados ha obligado a muchos a vivir bajo amenaza constante, mientras que, al parecer, las autoridades carecen de un plan efectivo para enfrentar la situación.

A pesar de los operativos policiales, la presencia de sicarios y las extorsiones siguen siendo problemas comunes en el sector. La falta de coordinación entre las instituciones y la corrupción interna han dificultado el control de la zona. Los comerciantes se sienten abandonados y vulnerables, viviendo con temor y sin soluciones. Esta es una de las caras más tristes de la capital, donde cualquier persona, sin importar su origen o antecedentes, es capaz de imponer su dominio a punta de amenazas, extorsiones y terror.

Es urgente que las autoridades municipales y policiales, que al parecer conocen bien a quienes lideran estas bandas, trabajen de manera más coordinada y efectiva para erradicar la violencia y la extorsión en Solanda y devolverle a este sector la tranquilidad y el brillo con el que fue levantado a finales de la década de los 70, como un modelo de vivienda social.