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Opinión
Editorial: Guayaquil necesita orden sin violencia
Es necesario retomar el diálogo y fomentar la regularización de los vendedores
El control de los comerciantes informales en las calles de Guayaquil se ha visto empañado por la muerte de un vendedor tras un forcejeo, aparentemente, durante el decomiso de su mercadería por parte de agentes metropolitanos. Este hecho revive las constantes denuncias de maltrato a los informales en anteriores administraciones municipales, lo que evidencia el escaso avance en el respeto a los derechos fundamentales de las personas. Además, pone de manifiesto la urgente necesidad de un plan de ordenamiento comercial para la ciudad, donde cada vez hay más veredas y esquinas tomadas por vendedores.
El uso del garrote no es la solución. Es necesario retomar el diálogo y fomentar la regularización de los vendedores, garantizando que puedan ejercer su labor de manera legal y en espacios designados por el Cabildo. Guayaquil es una ciudad cuya historia y tradición están profundamente ligadas al comercio, y cualquier regulación debe reconocer esta realidad.
El control de una metrópoli como Guayaquil es un desafío complejo. Sin embargo, por el bienestar de sus habitantes y la experiencia de los turistas que visitan su centro, las autoridades deben encontrar soluciones que permitan apoyar a los comerciantes informales sin vulnerar sus derechos.