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Editorial: Estímulos para renacer
27 de julio, 2021
Luego de pasar un año atípico a nivel mundial producto de la pandemia se comienza a ver la luz al final del túnel.
Los vendedores informales fueron los primeros en pasar al paredón, negocios pequeños y medianos cerraron, empresas nacionales y multinacionales recortaron personal y bajaron sueldos, y pocos pudieron mantenerse completos.
Luego de disminuir los contagios y muertes diarias se flexibilizaron las medidas de movilidad y se reactivaron los negocios bajo estrictas normas de bioseguridad. Según los reportes del INEC, cerca de 2.6 millones de personas tienen un empleo adecuado, es decir ganan como mínimo el salario básico (400 dólares) y trabajan las 40 horas a la semana. Entre mayo y junio de este año ocurrió un leve descenso en el desempleo.
En el gobierno de Lenín Moreno se prometió un bono de 500 dólares para apaciguar en algo la situación de este grupo de personas sin ‘camello’, pero el mismo gobierno se encargó de posponer la entrega hasta quedar como una falsa promesa.
La gente no se quedó de brazos cruzados e inmediatamente emprendió nuevos negocios, algunos informales para poder ‘parar la olla’. Otros más arriesgados usaron sus ahorros para armar algo más formal como una pequeña empresa, a pesar de que el panorama aún era incierto. El ecuatoriano no quiere limosnas, necesita mayores estímulos por parte del nuevo gobierno para renacer con más fuerzas.
Luego de disminuir los contagios y muertes diarias se flexibilizaron las medidas de movilidad y se reactivaron los negocios bajo estrictas normas de bioseguridad. Según los reportes del INEC, cerca de 2.6 millones de personas tienen un empleo adecuado, es decir ganan como mínimo el salario básico (400 dólares) y trabajan las 40 horas a la semana. Entre mayo y junio de este año ocurrió un leve descenso en el desempleo.
En el gobierno de Lenín Moreno se prometió un bono de 500 dólares para apaciguar en algo la situación de este grupo de personas sin ‘camello’, pero el mismo gobierno se encargó de posponer la entrega hasta quedar como una falsa promesa.
La gente no se quedó de brazos cruzados e inmediatamente emprendió nuevos negocios, algunos informales para poder ‘parar la olla’. Otros más arriesgados usaron sus ahorros para armar algo más formal como una pequeña empresa, a pesar de que el panorama aún era incierto. El ecuatoriano no quiere limosnas, necesita mayores estímulos por parte del nuevo gobierno para renacer con más fuerzas.