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El sepelio de la menor se realizó en un cementerio privado de la ciudad.Alejandro Giler

Manta: Parientes le dieron el último adiós a niña asesinada

Los familiares de la menor que murió por una bala perdida despidieron sus restos. La víctima tenía el anhelo de ser docente. La policía ubicó el carro en el que, al parecer, se movían los atacantes.

“Se ha ido la razón de mi existir. ¡Ay, mi niña! Ahora quién va a escuchar música, quién va a correr de un lado al otro, quién me acompañará cuando esté sola. ¡Ay Franshesca, dime que es una pesadilla! Para qué seguir viviendo si no te tengo”.

Inundada de dolor, eso exclamaba Mery Reyes, abuela de Lía Franshesca Zamora Navarrete, la infante que fue víctima de una bala perdida en el pecho la noche del pasado sábado, en el barrio 8 de Enero de Manta, en Manabí.

Aquella noche, según la policía, pistoleros que se movilizaban en un carro dispararon en contra de dos hombres y una bala perdida mató a Lía.

Su abuela lloraba desconsolada. Para ella, Lía no era su nieta, sino su hija. La anciana se hizo cargo de la niña a sus ocho meses de nacida. La madre de la pequeña, Martha Navarrete, padece de mielitis inversa, una patología que la mantiene casi parapléjica y que desde hace ocho años la ha dejado postrada en la cama de un hospital.

“Ella era quien me motivaba... la amaba tanto. Se nos fue cargada del cariño y el amor que le dimos. Es un vacío que nada puede reparar”, dijo.

La mujer viene arrastrando el dolor desde hace tiempo. El 25 de agosto de 2021, su hijo y padre de Lía, Franklin Zamora, fue asesinado de ocho tiros. Su cuerpo fue hallado en un estanque vía a la Refinería. Desde ese momento, la abuelita decía que su niña había llegado a calmar esa pena de perder a un hijo, pero ahora le arrebataron a la menor.

La sala de velación Parques del Recuerdo, en Manta, era el epicentro del dolor. Entre abrazos, los deudos trataban de darse fuerza y se lamentaban, mientras caía una ligera llovizna. Era como si el cielo también mostrara su tristeza ante un hecho que ha causado conmoción en la ciudad.

Una amiga de la menor fallecida se acercó a su féretro, para despedirse de ella. Eran muy unidas.Alejandro Giler

Uno de los momentos más conmovedores fue cuando una compañerita de Lía se acercó al ataúd. La menor lloraba y la abuelita de Lía gritó: “Ya no van a hablar como loras, se fue tu amiguita”. La tristeza arropó a los presentes.

Mery Reyes contó que la pequeña murió en su pecho. Lía jugaba con un celular sentadita junto a una amiguita, cuando de repente se escucharon disparos. “Mi niña se levantó, me entregó el celular y dijo que le dolía el pecho. Le vimos que tenía sangre y acudimos a un hospital, pero no resistió”.

Quería ser profesora

Los familiares de la menor contaron que ella se puso triste cuando salió de vacaciones, porque ya no estaría con sus compañeras. Karen Zamora, tía de la menor, dijo que Lía le habría escrito una carta a su mejor amiga, Rafaela.

“Era una niña muy inteligente. Cuando llegó de la escuela me dijo que su sueño era ser profesora”, lamentaba.

Karen recuerda a Lía como una niña carismática, alegre y muy inteligente. Incluso, cuando acudía a visitar a su mamá al hospital la motivaba y a toda la familia le expresaba palabras y frases que conmovían.

La familia agradeció a la población mantense por sus muestras de solidaridad.

Policía halló un carro quemado

El coronel Luis Cano, jefe del Distrito Manta, indicó que el hecho, en el que murió además un taxista, tiene relación con la lucha entre organizaciones narcodelictivas que se disputan el poder de los territorios para la venta de drogas.

“Ha llegado personal de la Subzona para apoyarnos en la investigación. En ningún momento hubo enfrentamiento a balas. El caso se dio en una zona donde hay muchos consumidores”, dijo Cano.

Hasta el momento no hay detenidos. Sin embargo, la madrugada de ayer en el sitio La Sequita de Montecristi un carro fue incinerado. La Policía Nacional presume que se trataría del auto usado en el hecho del pasado sábado.

"Han destruido a la familia. Este hecho fue cruel, nada podrá recomponer lo que sentimos”.
Karen Zamora
Tía de la menor