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A diario los familiares de las víctimas deben acudir al Laboratorio de Criminalística, para retirar sus cuerpos.Freddy Rodriguez

Ecuador atraviesa por una "guerra sanguinaria"

Si la lucha entre grupos criminales no para, habrá más víctimas colaterales, señala un experto. En Guayaquil, una familia fue atacada a tiros.

La creciente violencia en Ecuador tendría una explicación. Se trataría del resultado de una guerra entre agrupaciones criminales que no solo buscan tener un espacio de poder, sino la supremacía sobre sus enemigos, tanto en las calles como en las cárceles.

Así lo explica el analista en asuntos de seguridad, Nelson Yépez. Para el experto, las organizaciones delictivas “quieren imponer su ley a sangre y fuego. Cada una quiere ser más sanguinaria que la otra para infundir el terror (...) y como en toda guerra siempre habrá víctimas colaterales”.

Como evidencia de aquello, en uno de los últimos hechos violentos suscitados en Guayaquil, murieron una señora, quien tenía problemas de salud, un joven y un adolescente. Además, resultó herido de gravedad un niño, cuyo pronóstico era reservado (ver infografía).

Este caso ocurrió en el bloque 7 de la cooperativa El Fortín. Los criminales llegaron en una tricimoto e ingresaron al inmueble para directamente atacar a quienes estaban en el interior. Según algunos vecinos, descargaron al menos quince tiros y huyeron.

Los lugareños también comentaron que entre las víctimas no habría estado la persona a quien querían asesinar, pero no dieron más detalles, pues aseguraron que sentían temor, porque en el sector supuestamente hay una disputa entre grupos que se dedican al expendio de drogas.

Con esta información, Yépez reitera que se trata de un narcoconflicto y enfatiza que quienes hacen parte “están decididos a matarse entre ellos”.

“Uy, la cosa es en dónde hay seguridad ahorita. No es solo en Guayaquil, es en todo el país”Yuri Vera, ciudadana.

El experto explica que, al hacer un análisis de la perspectiva de los criminales, se establece que ellos actúan con esa saña porque están conscientes de que sus enemigos podrían responder a sus ataques con la misma violencia.

“Saben que es alguien que se puede defender y por eso piensan que, mientras más rápido actúen, más rápido acabarán con la vida del otro y menos tiempo le darán para una posible reacción (...). Lastimosamente al entrar a un domicilio también se encontrarán con familiares. Y si el ataque es en la calle, también puede haber otras personas ajenas a los problemas. Eso genera víctimas colaterales”, argumenta.

Por eso precisa que “hay cosas que a ellos (los criminales) también se les van de las manos, porque están en una guerra, que la ganará quien se imponga sobre el otro. O también el Gobierno, si logra intervenir en este conflicto para ponerle un fin”.

“Está difícil la seguridad. El atraco y tantas otras cosas hacen que uno esté con miedo siempre”Arturo Villegas, ciudadano.
El crimen en contra de una familia ocurrió en El Fortín, noroeste de Guayaquil.Freddy Rodriguez

¿Hay solución?

El analista se mantiene en que mientras esta guerra exista, el país seguirá teniendo víctimas colaterales, pero señala que parte de la solución está en que las unidades de Inteligencia, de la Policía Nacional, trabajen para determinar quiénes son los cabecillas que dan las órdenes, dentro y fuera de las cárceles, y -además de procesar a estas personas- buscar la forma de que no sigan en contacto con sus subordinados.

Yépez acota que para ese tipo de trabajo los agentes deben contar con recursos como armas, chalecos y otros instrumentos que les permitan tratar de estar a la par de los grupos criminales, pues los narcodelincuentes tendrían, en la actualidad, mejores equipos y armamento.

“Tenemos que estar escondiendo nuestras cosas siempre con miedo y no es Justo”Katherine Castro, ciudadana.

Percepción

Los índices de violencia se han incrementado en este año a nivel nacional. Las cifras oficiales reflejan que los asesinatos se han duplicado y es algo que, según Yépez, no se puede ocultar.

Sin embargo, señala que al terror de los ciudadanos por los altos niveles de violencia se suman también los vídeos y fotografías de delitos que se replican en redes sociales, porque “estos se viralizan y esa situación siempre incrementará la percepción que se tiene”.

“Hay mucha inseguridad a diario. Me causa miedo y pena ver que hasta a niños matan a diario”Denisse Mercado, ciudadana.

Tráfico y crimen

Renato Rivera, investigador de la Red Latinoamericana de Análisis de Seguridad y Delincuencia, da también precisa dos causas que han contribuido a los altos índices de violencia.

La primera se relaciona con el coronavirus, pues la pandemia paralizó al mundo y, por ende, muchos buques en los que se debía enviar droga hacia otros países dejaron de operar. Eso habría obligado a que más cantidad de droga permanezca almacenada, sobre todo en Guayaquil, que es el principal puerto del Ecuador.

Y esa situación lleva al segundo motivo, que coincide con lo señalado por el experto anterior: la disputa entre bandas.

No obstante, Rivera añade otros detalles, que los identifica como una “atomización del crimen organizado”, debido a la fragmentación de Los Choneros, que era la organización que, a nivel nacional, mantenía el poder sobre otras, en el año 2018.

Luego surgió la separación de pequeñas células que en la actualidad son sus rivales y buscan ser las principales líderes del narcomercado. Y eso ha llevado a un recrudecimiento de la violencia.

El investigador sostiene que esa violencia se evidenciará más en las ciudades que tienen puertos, pues desde esos lugares se envían grandes cantidades de droga al mercado internacional de sustancias estupefacientes.

Violencia

En la urbe porteña la violencia no solo se ha observado en los asesinatos, sino también en los robos, como el ocurrido la madrugada del martes 24 de mayo en una finca del kilómetro 21,5 de la vía a Salinas.

En el sitio, donde también opera un centro educativo, un guardia de seguridad fue sometido por un grupo de delincuentes, quienes lo golpearon con un arma y lo ataron para cometer sus fechorías.

El coronel Christian Meléndez, jefe del distrito policial Ceibos, confirmó que el celador resultó con una herida en el cráneo y que fue atendido por paramédicos en el sitio. Los pillos se llevaron celulares y otros artículos electrónicos, mencionó el oficial.

Guillermo Lasso: “Estamos viviendo una reacción cruenta”

Durante el informe de su primer año de gestión, el presidente de la República, Guillermo Lasso, mencionó el asesinato de Jaime Fernando Villagómez Fayad, de 34 años, quien la noche del viernes 20 de mayo fue victimado en el malecón del Buijo Histórico, en el cantón Samborondón, en Guayas.

El mandatario sostuvo que está dispuesto a buscar a los culpables y que a estos se les haga pagar la pena máxima posible. Además, se solidarizó con la familia y dijo que les brindaría su apoyo.

El presidente añadió que se trabajará en combatir a los traficantes de drogas, de armas, entre otros, porque “hay quienes viviendo del otro lado de la ley piensan en algún amarre con el Estado, pero eso jamás pasará. La paz ciudadana jamás será rehén de nadie”, enfatizó.

En lo que va del año se han incautado 85 toneladas de estupefacientes, el tiple del año pasado a la fecha.

Lasso agregó que es el Estado el que se estaría imponiendo sobre los grupos criminales y que por eso “estamos viviendo una reacción cruenta. Es la reacción de quienes entran en desesperación”. También sostuvo que existen “jefes mafiosos que pretenden someter a la sociedad ecuatoriana”.

Por eso dijo que en los próximos tres años trabajará en reforzar a la Policía Nacional con 30 mil nuevos agentes durante ese tiempo, además de 1.200 millones de dólares que serán destinados en su fortalecimiento.

Y para que los uniformados se sientan seguros de actuar ante los criminales señaló que se destinarán abogados para los policías que enfrenten procesos judiciales producto de su trabajo.

Finalmente, habló de la creación de una escuela para la formación de agentes penitenciarios y la reducción del hacinamiento en las cárceles, con indultos para personas de baja peligrosidad.