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En el caso de las tres jóvenes asesinadas han recibido amenazas por exigir justicia
A una allegada le ordenaron que “se quede callada”. El traslado de los cuerpos en una canoa sigue siendo la hipótesis más viable.
Paulina Rueda, tía de Yuliana Macías, una de las tres jóvenes mujeres que fueron asesinadas y enterradas en Quinindé, confirmó a EXTRA que ha recibido amenazas por pedir justicia por el crimen de su sobrina y por exigir a las autoridades que capturen a los responsables del espeluznante asesinato.
“Me dicen que me quede callada”, dijo Rueda, quien se desempeña como coordinadora Provincial del Observatorio Ciudadano Contra la Violencia de Género en Santo Domingo de los Tsáchilas.
Ella puso la denuncia de la desaparición de Yuliana y quien ha dado la cara a los medios de comunicación representando a los padres de su sobrina. Además, realizó el reconocimiento del cadáver de la chica y desde el viernes pasado ha elevado su voz de rechazo, pedido de justicia y máximo castigo para quienes torturaron y asesinaron a las tres jóvenes.
“He luchado contra los femicidios, por los derechos de las mujeres, por eso me amenazan. He sido visible, pero con lo de mi sobrina he sido más visible. Ahorita voy a reunirme con mi familia para tomar decisiones”, le dijo Rueda a EXTRA.
Las llevaron por el río
Milton (nombre protegido) tiene 67 años de vida y más de la mitad navegando y pescando por el río Esmeraldas, un oficio que lo heredó de su abuelo y su padre. Desde su punto de vista, Yuliana Macías, Nayeli Tapia y Denisse Reyna, las tres jóvenes que fueron asesinadas y enterradas en Quinindé, fueron trasladadas por el río hasta el sitio donde fueron halladas enterradas una encima de otra, a orillas de este caudaloso afluente.
Otro detalle importante, según Milton, es que la o las personas que habrían conducido la embarcación en la que llevaban a las chicas conocía a la perfección el trayecto, ya que a menos de un kilómetro del lugar donde fueron encontradas las jóvenes se encuentra la denominada Corriente Grande, una zona temida por los pescadores que a diario navegan por el sector.
“Al que no sabe ni conoce el sitio fácilmente se le vira la canoa. Entonces debe ser alguien que conoce cómo llegar allá y supo dónde dejarlas”, asegura Milton.
La hipótesis de que fueron trasladadas por el río es la que más fuerza y peso tiene incluso para la Policía, ya que el acceso vía terrestre es casi imposible, menos aún cargando tres cuerpos. Además, hay fincas y casas en el sector.
“Nosotros, de acuerdo a la escena, presumimos que las llevaron al sitio por el río. Porque llevar tres cadáveres desde la vía, caminar 20 minutos, casi un kilómetro desde la vía y el carro no puede llegar hasta la orilla”, aseguró el coronel Diego Velasteguí, jefe del Distrito de Policía Quinindé.
Este macabro y terrorífico caso, que ha conmocionado al Ecuador entero, es investigado por un equipo especializado de la Dinased, conformado por personal de Quito, Santo Domingo de los Tsáchilas y Esmeraldas. Ellos volvieron el fin de semana a la escena del crimen para continuar recabando indicios.
El trabajo de los investigadores se concentra al momento en establecer la ruta y una línea de tiempo de las actividades que realizaron las tres chichas a partir de las 20:00 del martes 4 de abril, día que fueron vistas por última vez por sus familiares.
Nadie escuchó ni vio nada
El sitio donde fueron enterrados los cuerpos de Yuliana Macías, Nayeli Tapia y Denisse Reyna está ubicado justo frente a la desembocadura del río Canandé que está rodeado de fincas y cultivos de boya y palma africana, donde se ubican casas ocupadas por los cuidadores de estas propiedades. Sin embargo, ninguno vio ni escuchó nada sospechoso el miércoles 5 de abril, día en que habrían sido asesinadas las jóvenes, según la estimación de la policía de Criminalística.
“Por aquí se escuchan que pasan muchas lanchas, pero eso es normal porque la gente navega bastante, se movilizan mucho por el río”, dijo un trabajador de una hacienda de la zona.
Un propietario de una finca cercana al sitio del hallazgo aseguró que nadie se había percatado de la presencia de los cuerpos a la orilla del río, porque en esta época el afluente tiene su caudal elevado y solo los pescadores son los que rondan la zona. “Ni siquiera apestaba, por eso nadie se había percatado de nada”, sostuvo el hombre.