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Judicial
Caso María Belén Bernal: Cadete sí oyó la pelea
Un informe reveló lo que realmente dijeron las dos personas implicadas en la desaparición de esta abogada capitalina. Se detalla también cuál fue el movimiento del auto que manejaba la jurisconsulta.
Una jornada intensa se vivió la mañana de ayer en torno al caso de María Belén Bernal, abogada desaparecida desde el 11 de septiembre en Quito, tras visitar a su esposo, el teniente Germán Cáceres, en la Escuela Superior de Policía Alberto Enríquez Gallo, en Pusuquí, norte de Quito.
Fue allá que, desde temprano, 200 miembros de la institución y otras entidades se citaron para rastrear la zona, con equipo especializado. Pero no hubo resultados hasta el mediodía.
Mientras eso se daba, en la Unidad de Flagrancia, del centro-norte de la ciudad, se realizaba la audiencia de formulación de cargos en contra de la cadete Josselyn Sánchez, la única detenida en este proceso. En la diligencia, la jueza Paulina Sarzosa determinó que había indicios de que la aspirante habría participado en la desaparición involuntaria de Bernal y le dictó prisión preventiva.
Esto se basó en lo que Fiscalía expuso en la audiencia, al recordar lo que dijo Sánchez durante las investigaciones. También detalló lo que declaró Cáceres en su momento, antes de fugarse de las autoridades.
Y para comprender la participación de los dos principales implicados en este hecho, EXTRA recabó las versiones, a través de dos informes, de la cadete y el esposo de Bernal. A continuación se detalla lo que dijo cada uno cuando fueron entrevistados por la policía.
La discusión por “celos”
El teniente Cáceres fue entrevistado una vez que se iniciaron las pericias para hallar a su esposa. En lo medular, explicó lo siguiente:
“En mi turno de guardia me vino a ver mi esposa sola (María Belén Bernal), a eso de las 02:00 del 11 de septiembre del 2022. Justo yo estaba en la entrada (de la Escuela de Policía). Ella subió conmigo a la habitación donde descansamos los señores oficiales, la número 34. Allí discutimos por celos de mi esposa y la discusión subió de tono. Ella quiso agredirme y traté de defenderme. Hubo forcejeo, pero luego se tranquilizó.
Entre las 03:00 y 03:30 regresé a mi guardia y ella se quedó en mi habitación. Terminé mi guardia a las 06:00 y mi esposa seguía molesta y quería seguir peleando. Conversamos unos minutos y nos quedamos allí.
A las 15:00 es el ingreso de los cadetes y salí a recibirlos. Lo hice hasta las 17:30, aproximadamente. Luego regresé y mi esposa quería seguir discutiendo porque estaba molesta. Entonces hubo una discusión y agresión física. Hubo chirlazos por parte de ella hacia mí. Yo trataba de defenderme y empujarle”.
En un segundo informe que obtuvo este Diario se detalla que Cáceres y Bernal supuestamente salieron de la Escuela de Policía con dirección a Conocoto, sur de Quito, hacia su domicilio, a las 19:00 del domingo.
Para hacerlo, tomaron la avenida Simón Bolívar y seguían discutiendo. Hicieron dos paradas para continuar peleando, pero luego continuaron su camino hasta pasar por el intercambiador que conduce hacia Cumbayá, sentido norte-sur.
Cáceres dijo que, presuntamente, su esposa dijo que se bajaría para ir en un taxi hasta su casa. Él sacó la mano para llamar un taxi, del cual no recordaba las características, y Bernal se subió. Eran aproximadamente las 22:30.
Un aparente amorío
Asimismo, como parte de las investigaciones, la cadete Joselyn Sánchez habló con los agentes y explicó lo siguiente:
“El 11 de septiembre yo ingresé a la habitación de mi teniente Cáceres y estuve ahí hasta que él recibió una llamada. Salió y luego volvió para decirme que su esposa está llegando a la Escuela de Policía. Yo no sé el nombre de la señora, ni tampoco la conozco.
Entonces me mandó a la habitación de al lado, que es de otro teniente. Aproximadamente pasaron unos tres minutos y él empieza a discutir con quien, me imagino, es su esposa.
Discutieron en el pasillo entre las dos habitaciones. Yo solo escuchaba que ella le reclamaba que en dónde estaba y por qué estaba tomado.
Después se escuchó un portazo y entraron a la habitación. Empiezan a escucharse más gritos y la pelea era con más fuerza. Se le escuchaba a ella que le decía ‘suéltame’. Comenzaron a caerse cosas y sonaba el piso.
Se escucharon golpes, portazos y cómo la señora gritaba, quejándose. Ella le decía que la suelte, que le deje, que le estaba haciendo daño, y (se oían) cosas que se caían todo el tiempo.
Eso duró aproximadamente de 20 a 25 minutos. Después de unos 10 minutos, ya no se escuchó nada. Y después se abrió la puerta y se empezaron a escuchar pasos y que estaban bajando por las escaleras.
Ahí se oyó un golpe al piso, como que arrastraban algo. Eso era alrededor de las 02:15”.
Inconformidad
Para Elizabeth Otavalo, madre de Bernal, el conocer que Cáceres y Sánchez estarían implicados en la desaparición de la abogada le carcome el alma. La mujer suplicó, tras la audiencia de formulación de cargos, que sigan con la búsqueda de su hija, pero de una manera técnica.
“No es posible que solamente se haga (la búsqueda) solo por aparentar”, dijo Otavalo acerca de los rastreos que se han efectuado en las afueras de la Escuela de Policía.
Y ella no fue la única inconforme. Gonzalo Realpe, abogado defensor de la cadete, dijo que su representada también era víctima en este proceso. Esto porque a su criterio, a quien se debe procesar, a pesar de estar prófugo, es al teniente Cáceres.
“Él abusó de su cargo y le exigió que borrara conversaciones que ellos mantuvieron. La jueza no reunió los elementos de convicción para enviarla a prisión”, precisó el jurisconsulto.