En medio del tráfico, con los semáforos apagados debido a los apagones y sin recibir la asistencia de un médico, Marita de Delgado, curandera y cartomántica conocida en el medio farandulero, trajo al mundo a su nieta cuando las labores de parto sorprendieron a su hija dentro del carro familiar.

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Estaba previsto que la niña naciera a finales de noviembre, pero su llegada se adelantó. Nació a las 36 semanas, en pleno calor guayaco, a las 13:13 del 25 de octubre de este año. Sin embargo, su abuela dio a conocer el hecho un mes después, a través de su cuenta de Instagram.

Relató que fue una promesa que le hizo a Dios, una vez que la bebé, a la que considera un milagro de la vida, superó el peligro. Según explica la mujer, conocida como Marita La esotérica, tenía tres semanas de haberse operado de dos hernias y, al ver que a Estefani le empezaron los dolores de parto y rompió fuente, se olvidó de que estaba con la faja, relegó el dolor y actuó por amor a su hija y a su nieta, quien llegó en plena transitada avenida 25 de Julio.

Nervios y olvido

La sorpresa ocurrió luego de que toda la familia se embarcara en el carro, conducido por el abuelo de la pequeña, para buscar una clínica que permitiera que el papá de la niña pudiera estar en el parto, ya que otras habían rechazado esa petición.

“Mi esposo estaba súper nervioso, tanto así que olvidó la dirección de la clínica que nos habían recomendado. Mi otra hija, al ver el estado de su hermana, gritó ‘¡Ábrete que es parto!’. Ella fue de gran ayuda. Mi hijo, en cambio, se bajó en cada esquina para hacer las veces de vigilante porque justo en ese momento no había ningún agente de tránsito que nos ayudara a abrirnos paso”, explica Marita.

Una vez que la niña pudo ser recibida, junto a la madre, fueron trasladadas de emergencia a la clínica que estaban buscando, ubicada a pocas cuadras del estadio Capwell. El padre de la recién nacida, de origen islandés y profesión constructor, no pudo estar en el nacimiento tal como lo había anhelado.

Horas más tarde, se reunió con su compañera y la bebé, a la que llamaron Hafdis Marita Sigurdsson Delgado, en honor a la bisabuela paterna y a la abuela materna, como un agradecimiento a la heroína de tan dulce suceso.

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