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El poder transformador del básquet: Jeremy Corozo, de 15 años, de Las Malvinas a Italia

Tiene 15 años, mide 1.95 y en Casa de Gigantes le abrieron las puertas. Caballito Zevallos lo llevó a Barcelona y ahora se va becado a Italia.

Jeremy Corozo
Jeremy, en su paso por Barcelona. Era uno de los más jóvenes y altos.Freddy Rodríguez y cortesía BSC

Jeremy Corozo Caicedo tiene apenas 15 años y ya está alistando maletas para ir a Italia, para aprovechar una beca deportiva y de estudios en el Corato Básquet. El chico, quien mide 1,95 metros de estatura, forma parte del proyecto Casa de Gigantes, de la Fundación Caballito Cevallos, y también juega para el Barcelona de la LigaPro de básquet.

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Este deporte ha cambiado por completo su vida. Vivía en Las Malvinas, al sur de Guayaquil, hasta el año pasado, pero cuando ingresó al plan de la fundación se hospedó en ese lugar, su ‘nueva casa’, y consiguió una beca de estudios.

Jeremy perdió a su madre, Marjorie Silva, cuando tenía 11 años, pero cuenta con el apoyo de su padre, Brionel Caicedo. De lunes a viernes está en Casa de Gigantes, y los fines de semana, cuando no le toca jugar, visita a sus seres queridos. Es de poco hablar.

UN chico que poco habla, pero la vida le cambio con el deporte

Su fuerte son los rebotes bajo el tablero. Gracias a su estatura, se impone entre sus rivales para encestar.

EXTRA conversó con Jeremy y el entrenador Enrique Cevallos sobre el viaje a Italia.

“Habíamos inaugurado nuestro proyecto llamado Casa de Gigantes, que es un hogar de acogida. En la primera camada salieron tres seleccionados para Ecuador, dos de Guayas y uno de Los Ríos. Pero esta será la primera vez que tendremos a un jovencito representando a los ecuatorianos en el extranjero”, comenta Cevallos.

El básquet ha sido una gran ayuda para Jeremy. Antes no le gustaba ni hablar de ello, pero ahora es diferente. Es muy reservado y dice que este 2024 le ha traído mucha felicidad, desde jugar en Barcelona hasta poder irse a Italia.

Jeremy Corozo
Corozo y el profesor Enrique Cevallos, con quien ha trabajado todos estos meses.FREDDY RODRÍGUEZ

“La oportunidad que se me ha presentado me ayudará a desarrollarme como jugador y también a mejorar como persona”, comenta el basquetbolista, quien se irá por tres años.

“No creí que fuera tan serio, pero el día que recibí la llamada y me explicaron todo, entendí que sí, y que ya tenía que empezar a pensar en los papeles y los trámites”, dice el chico, que dejará Las Malvinas por Italia.

Ya va ensayando el cambio del arroz por el fideo

Estos últimos meses han sido un proceso de cambio en su vida. Llegó como juvenil al Barcelona, pero ahora todo ha cambiado. Con nostalgia, recuerda que cuando tenía 11 años su madre no quería que saliera de casa, por la inseguridad que hay, pero ahora se va a Europa. Corozo comenzó su entrenamiento en The Tiger antes de unirse al equipo de Caballito Cevallos.

Jeremy Corozo
Jeremy Corozo, es un gigante de Las Malvinas, el básquet le cambio la vida.FREDDY RODRÍGUEZ

Se ríe al recordar que en casa no sabían que era buen deportista y otros familiares tuvieron que convencer a su papá para que fuera a Casa de Gigantes. Esa fue su primera salida de casa, lo que le permitió desarrollarse como deportista y continuar con sus estudios.

Cevallos dice que Jeremy está muy unido a su familia y que no se ha distanciado de ellos: “Don Coro, como le digo al papá de Jeremy, está pendiente. Confía plenamente en las decisiones deportivas que tomamos nosotros, lo cual ayuda mucho”.

¿Ir a Italia significa que tienes que dejar el arroz por la pasta? El chico está consciente de eso y ya lo ensaya. “No extrañaré tanto el arroz porque también me gusta la pasta”, dice Corozo, quien ganó una beca de estudios en el Centro de Estudios Naciones Unidas, en la vía a Samborondón.

El gran sueño en Italia

En el fondo, su viaje a Italia es una labor social que muestra a otros chicos que, si se lo proponen, el deporte puede sacarlos de donde nacieron.

Por ejemplo, él sueña con jugar en un equipo internacional y representar a Ecuador en la selección en cuatro años.

“A los chicos de Las Malvinas les digo que en cualquier ámbito de la vida podemos triunfar. No importa que aquí no tengamos comodidades. Es un mensaje muy positivo que estamos transmitiendo. Debemos seguir esforzándonos, porque en cualquier momento puede llegar una oportunidad”.

Tiene 15 años y aún no sabe qué estudiará cuando llegue a la universidad. “Estoy seguro de que podrá sobrellevar el cambio que experimentará en Italia, porque este joven es muy responsable para su edad”, dice de él su entrenador Enrique Zevallos.

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