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Pasión por Emelec: Una familia con sangre 'azul'
La familia manabita Solórzano Quijije es una muestra de ese emelecismo fiel y apasionado. Sus siete integrantes son hinchas del Emelec. La pasión por el bombillo es tanta, que uno de ellos fue bautizado como Otilino, en honor al Spiderman azul.
El 7 de mayo de 2005, Gonzalo Solórzano lloró amargamente. Ese día, Otilino Tenorio, recordado como el Spiderman azul, falleció en un accidente de tránsito en el sitio Los Ángeles, de Los Ríos. Fue entonces cuando le dijo a su esposa Paola Quijije, que su segundo hijo, que llevaba en su vientre, sería bautizado como el delantero de Emelec.
"Queríamos rendirle tributo a este gran jugador que nos dio muchas alegrías. Mi hijo nació en agosto y queríamos dejarle ese nombre porque queríamos que también le haga al fútbol", explicó Gonzalo.
La familia Solórzano Quijije es una muestra de ese emelecismo fiel y apasionado. Por eso, hoy 9 de febrero es un día importante para ellos, pues se celebra la Explosión Azul, en la que Emelec presentará a su plantilla para el 2022, en el estadio Capwell, desde las 20:00.
Desde la entrada a su vivienda, en el balneario de San Clemente, norte de Manabí, se respira un ‘ambiente azul’. Una bandera y un póster del tricampeonato obtenido por el bombillo, con las imágenes de Enner Valencia, Ángel Mena, y Miller Bolaños, llaman la atención en la pared de caña.
Sus siete integrantes se consideran emelecistas ‘hasta las mismas’, incluida la mascota de la casa, un perrito llamado Peluche, que suele tener puesta una pequeña camisa del 'ballet azul.
El bebé Otilino Solórzano creció y, ahora, con 16 años, es un destacado deportista de la zona. Ha sido partícipe de campeonatos locales. Es delantero y también mediocampista. "Llevar el nombre de él es una gran responsabilidad, pero me da motivación para jugar al fútbol. Mi sueño es vestir algún día la camiseta de Emelec y quedar campeón. Estoy trabajando para eso", comentó el adolescente.
¿Cuando nació el amor azul en esta familia?
El año 1993 marcó el inicio de la pasión azul que desborda esta familia manabita. Gonzalo recordó con nostalgia que para ese entonces tenía 11 años y, con sus propios recursos, se fue a ver jugar al equipo de sus amores.
"Yo vendía limones y cilantro a las carretas de encebollados en Portoviejo y Manta. Quería ir al estadio y me esforcé por vender lo que más podía. Recogí unas cuantas monedas para el pasaje, porque la entrada al Jocay era gratis para los niños", relató.
Gonzalo fue testigo, aquella vez, del campeonato que logró Emelec en el Estado Jocay, de Manta. Contó a Extra que gritó a todo pulmón el gol que anotó Iván Hurtado ante Green Cross, que le significó el título.
Desde allí la pasión se acrecentó. Al unirse con su pareja, Paola Quijije, le inyectó el bichito azul. A ella le ha tocado atestiguar las alegrías y las tristezas del club millonario. Le ha tocado prepararle aguas de manzanilla a su esposo para darle tranquilidad en aquellos momentos donde las pulsaciones están a mil.
"Cuando Emelec pierde y mi esposo no ha comido, el pierde el apetito, se amarga, pero cuando gana se respira otro ambiente", cuenta entre risas.
Cada partido de Emelec lo viven con intensidad. La Explosión Azul, cuentan, la vivirán en familia. Se colocarán todos sus atuendos, gorros, camisas, bufandas. Incluso hasta rezarán antes del partido.
Gonzalo tiene un triciclo donde vende empanadas, corviches y fritadas. Cuando los partidos coinciden con la hora de trabajo, él carga una radio para enterarse de los resultados de su club. No tiene excusas cuando se trata del Emelec.
Dulces y amargas
Los Solórzano Quijije han tenido que vivir las dulces y amargas de su equipo. Recuerdan que el gol más gritado fue el anotado por José Luis Quiñónez, cuando Emelec ganó históricamente y de forma agónica ante Olimpia de Paraguay, en el año 2013.
Pero sin duda, destaca Gonzalo, el mayor recuerdo que tienen fue cuando Emelec venció a su eterno rival Barcelona, en la denominada final del siglo. "Es una de las alegrías más inmensas que nos ha dado Emelec. Era un rival especial, podíamos perder con cualquiera menos con los amarillos", afirma.
La última final, que perdieron ante Independiente del Valle, los dejó con algo de desazón. Sin embargo, al iniciar cada temporada la fe y el sueño que su equipo levante la copa se renueva. "Este año será azul", dicen en coro los Solórzano Quijije.