Policías, militares y personal de la Agencia de Tránsito Municipal escoltaron este lunes 19 de agosto a la luchadora olímpica, Lucía Yépez Guzmán, quien llegó a la tierra que la vio crecer.

Cerca de un centenar de personas que arribaron de algunos rincones de la provincia de Los Ríos llegaron desde temprano hasta la salida de la vía a San Carlos, donde la medallista de plata olímpica en los Juegos de París 2024 arribó a eso de las 11:20, y fue recibida con aplausos y gritos como “Bravo campeona”, “La Tigra es Quevedo” y “Sí se pudo”. Inmediatamente empezó una caravana motorizada que tuvo grandes muestras de cariño.

En el desarrollo, los miembros del Cuerpo de Bomberos tuvieron preparadas las mangueras para simular el tradicional arco de agua, y así rendirle homenaje a la vicecampeona de los Olímpicos que se quedó con el segundo lugar el pasado 8 de agosto en la lucha libre femenina de los Juegos de París 2024.

En las principales calles de Quevedo hubo expectativa por la llegada de La Tigra, quien en un inicio no tenía previsto acudir a la ciudad por la crisis de seguridad que vive esta parte del país; sin embargo la deportista aceptó y estuvo resguardada incluso por seguridad privada que siguió sus pasos. Así lo confirmó el director de Cultura Municipal, Marlon Astudillo, quien explicó que las medidas de seguridad fueron parte de un plan de contingencia para recibirla y que no vaya a existir ningún tipo de inconvenientes.

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Las altas temperaturas que se sintieron este lunes en Quevedo arroparon a La Tigra, quien no dejó de mostrarse agradecida, mientras realizaba el recorrido. Y es que la manifestación de cariño y agradecimiento de su pueblo llegó hasta el redondel de la parroquia Venus del Río Quevedo, por donde avanzó a la explanada del estadio Siete de Octubre donde se hizo un agasajo de recibimiento a la medallista.

En medio de la alegría de su gente, Lucía accedió a subir a la tarima principal donde fue ovacionada por los presentes.

La Tigra agradeció en gran manera por el apoyo y aseguró que el agasajo era un momento especial y único.

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“Poder volver aquí, a mi tierra y llenar de alegría a todos los que vieron mi participación y esta medalla, es un regalo muy especial”, precisó la deportista, quien siempre estuvo acompañada de su madre, María Guzmán, y de su entrenador, el cubano Jorge González a quien en varias ocasiones llama “papá”, por haber estado detrás de su preparación siempre.

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