El festejo mirando al cielo mientras sus compañeros llegaban a rodearlo como el héroe de la jornada, fue la postal más emotiva tras el título que consiguió el FC Barcelona de la Liga Barrial El Conde.

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El golero Marco Lloacana atajó un lanzamiento en la tanda de penales y le dio al equipo su primer título en máxima categoría de esta liga del sur de la capital. “Gracias, arquero”, gritaban sus compañeros, mientras él relataba a EXTRA, con voz entrecortada, que su festejo de rodillas, al terminar el cotejo, fue para su amigo “José Luis Camino, que se me adelantó en un trágico accidente de tránsito”.

Eran compañeros de fútbol y el guardameta no pudo evitar ponerse sentimental al volver a ganar una final. Justamente había ido a visitar la tumba de su pana días antes y la nostalgia estaba a flor de piel. Con su amigo iniciaron en el deporte barrial, él en el arco y José Luis como zaguero.

Cuenta Marco que el fallecimiento de su dupla hace ya diez años lo ha llevado de liga en liga, pues su primer equipo, el Newcastle de la liga El Conde, nunca pudo volver a consolidarse. “Se fue desmantelando”, detalla, a la vez que intenta explicar cómo le duele todavía esa ausencia. “Él era como mi hermano”, dice antes de unirse a la vuelta olímpica con sus compañeros.

Sin duda, el arquero fue la figura del día, pues no solo atajó uno de los penales en la ronda final, sino que fue clave para que su equipo guardara el 2-2 en los últimos minutos, en donde, su rival, Intocables, volcó todo su ataque a pesar de haberse quedado con un hombre menos en el campo.

En la definición por penales, los disparos fueron perfectos, sin margen de error por parte de los lanzadores. El panorama estaba para que alguno de los arqueros sea protagonista y lo fue Diego, quien le atajó el cuarto lanzamiento y solo aguardó al cobro del quinto de su equipo para salir corriendo y festejar con el recuerdo de su amigo, al que tuvo en mente durante toda la final.

Fue el primer título de este equipo en la máxima categoría en la Liga El Conde, para alegría de su fundador, José Macas, quien lo creó en 2014 al volver de España. Mientras vivió en el país europeo se hizo fanático del FC Barcelona original y por ello el nombre de su club barrial.

Un hecho particular en esta final fue la presencia de dos árbitros centrales en la cancha, cada uno con su silbato y con autoridad para decidir las jugadas, pero eso sí, cada uno en una mitad del campo.

Aunque es una situación inimaginable en el fútbol profesional, a nivel de barriales, cuando se trata de microfútbol, esta es una opción. Se busca ayudar a reducir el margen de error para que la mirada de los ‘pitos’ cope toda la cancha y esto se hace, en especial, en las finales.

Pero lejos de favorecer la calma de los hinchas, los reclamos se duplican y a los árbitros les dicen de todo. Así lo confirman Hernán Mercado y Yosimar Ayoví, jueces contratados para esta final.

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