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César Avilés (d) fue el encargado de dirigir a Emelec tras la renuncia de José Pileggi (c).CORTESÍA

LigaPro: La inexperiencia de dirigentes pasa factura a los equipos

La temporada puso a prueba y expuso la poca o nula dirigencia de varios de los presidentes de clubes ‘grandes’ que dejaron mucho que desear

El 2024 ha sido un año para el olvido en cuanto a decisiones dirigenciales en los equipos grandes del fútbol ecuatoriano, donde coincidentemente los dirigentes que ocupan el cargo son nuevos. Eso sin dejar de lado que les tocó una situación económica crítica que los ha enfrentado a serios problemas y puso a prueba su capacidad para manejar situaciones de crisis, lo que deja como balance algunos bochornos y errores que bien podrían explicarse desde la falta de experiencia.

Los casos de Barcelona con Antonio Álvarez; Liga de Quito con Isaac Álvarez y Marco Pazos en El Nacional, quienes iniciaron su gestión este año, se unen al más grave: el de Emelec, con un José Pillegi que apenas cumplió dos años de gestión y acabó renunciando. Todos con una misma tónica: equipos grandes con dirigentes nuevos y problemas financieros en mayor o menor escala, que han terminaron exponiendo el talante de sus directivos.

En Barcelona se dio un claro fracaso deportivo con tres entrenadores en un solo año, en tanto que Emelec y El Nacional están padeciendo mucho financieramente, habiendo incluso perdido puntos al no pagar sus deudas.

En el caso de Liga de Quito, aunque se instaló en la final del torneo ganando la segunda etapa, en el balance de temporada no se puede olvidar el cambio de entrenador, la no renovación de Mauricio ´Caramelo´ Martínez por una confusión en el trámite, y lo último, la resta de puntos que finalmente recuperó apelando en la FEF.

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Antonio Álvarez, actual presidente de Barcelona.Archivo

Y es que los dirigentes están en el ojo del huracán y desde ciertos sectores de la afición se apunta a la falta de experiencia. Para Galo Moscoso, exdirigente de El Nacional, el tema es claro y merece autocrítica: “Habemos dirigentes que no tenemos el conocimiento necesario para saber cómo se tiene que manejar el fútbol. Somos hinchas, no lo vemos con una visión propia de dirigente; eso está pasando, por ejemplo, en mi equipo”.

Moscoso apunta, en conversación con EXTRA, a que los dirigentes no terminan de dimensionar la realidad de un club cuando deciden ser candidatos, de ahí que vuelve a usar de ejemplo a El Nacional. “En el caso de Marco Pazos, él sabía a lo que se metía, pero tenía una dimensión muy chiquita, y ahora que le empiezan a rebotar las cosas, él ya no se ríe mucho”, dice.

Sobre esta problemática, también expone sus criterios el exfutbolista Luis Fernando Saritama, fundamentado en su reciente experiencia como director deportivo en el Cuenca, pero también en su formación académica en negocios internacionales, gestión deportiva e incluso dirección técnica. Confirma que la falta de experiencia de los directivos sí es un tema que influye en el mal momento del fútbol ecuatoriano.

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“Anteriormente los modelos de gestión se enfocaban a un nivel de dirigentes que tenían mayor experiencia, que generaban la posibilidad de quedarse en un club por algún tiempo y era mucho por su gestión, por méritos y objetivos cumplidos”, profundiza el exjugador, mencionando como ejemplo a Rodrigo Paz Delgado por la forma en que su permanencia en Liga de Quito significó éxitos deportivos inigualables.

Saritama cree que esa falta de figuras imponentes en un club no permite procesos más extensos, que, a su criterio, son la mejor alternativa: “Hoy los clubes tienen mucha inconsistencia en su modelo de gestión, porque cada cuatro año se elige una nueva directiva y hay cambios en todas sus estructuras. Eso hace que los clubes vayan acumulando pasivos y perdidas”.

Cuatro ‘grandes’ en problemas

Emelec, antes con José Pileggi y ahora con César Avilés terminó último en la segunda etapa. No descendió de categoría porque hizo una primera fase “aceptable”.Archivo

Efectivamente, al revisar los casos de los cuatro clubes ´grandes´ del fútbol ecuatoriano, es fácil conocer que todas las estructuras de sus anteriores directivas se desarmaron con el cambio de dirigencia. En Barcelona, según dijo su presidente Antonio Álvarez, hizo falta una refundación con cambios en todos sus departamentos, algo muy similar a El Nacional que debió ser intervenido tras la gestión de Lucia Vallecilla.

En Liga de Quito, junto a Esteban Paz, salieron varias personas que se encargaban de ejes importantes dentro del club, y ni qué decir de Emelec, que funcionó por once años con un poderoso Nasib Neme como centro de la gestión, sin una estructura más allá de él, algo que se siente todavía a dos años de su salida.

Al respecto, y puntualmente sobre el caso de Liga de Quito, el histórico Franklin Salas da su criterio a este medio. El ´Mago´ considera que no se trata necesariamente de inexperiencia por parte del dirigente, si no de lo complicado que resultó a Isaac Álvarez en sus primeros meses reemplazar a quienes salieron con Paz y que habían establecido por 17 años un funcionamiento que se vio interrumpido.

A reinventar el fútbol...

El 2024 ha sido, definitivamente, un año crítico para el fútbol ecuatoriano y se ha reflejado en los escándalos de deudas, fracasos deportivos e incluso disputas dirigenciales. Para Nicolás Vega, Gerente de la Asociación de Fútbol no Amateur de Pichincha (AFNA), no existe falta de capacidad de quienes están al frente de los equipos, si no que todo lo sucedido son alarmas de una realidad muy dura del fútbol local que merece medidas urgentes.

“Si se analiza las cuentas de cada uno de los clubes, en el 2025 muchos van a tener problemas muy serios. Existen dirigentes muy capaces, que han sido empresarios, que son muy profesionales y si se logra tener un liderazgo a través de todas esas personas, seguramente se puede encontrar salida a largo plazo”, argumenta.

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Lo que sí existe para Vega es irresponsabilidad por parte de la dirigencia, pues no hay un equilibrio entre los ingresos de los clubes y el gasto. Él cree que eso no cambiará “mientras el fútbol ecuatoriano no exija que la dirigencia tenga una caución, es decir que si alguien endeuda a su equipo es responsabilidad de esa dirigencia”. Ese fenómeno, dice, ha causado que la situación sea insostenible en varios equipos, pues esa cadena de malas gestiones ha dejado “una montaña gigante que es casi imposible pasarla”.

El dirigente capitalino opina que el 2024 debe servir para que los dirigentes actúen: “Todavía estamos a tiempo, tenemos que pensar en cómo hacemos las cosas para reinventar el fútbol ecuatoriano, 26 equipos jugando en primera categoría es demasiado. Llegó el momento de que la dirigencia mire hacia adelante, se olvide de la coyuntura y empiece a buscar las mejores opciones para el futuro”.

Menos política, más fútbol

Raúl Chávez (d), integra el directorio de Barcelona y es Concejal en el Municipio de Guayaquil que lidera Aquiles Álvarez, hermano de Antonio, presidente en el Ídolo.Cortesía

Los actores del fútbol consultados sobre este tema coinciden en mencionar los manejos políticos de los dirigentes como un problema, tanto a nivel interno de los clubes como en la estructura general del balompié ecuatoriano.

Saritama considera que, por esto, incluso se desperdician oportunidades, pues “hay grupos inversores, marcas o agencias internacionales que ven el fútbol ecuatoriano una oportunidad, pero que a veces existen muchos intereses que no permiten que esos vínculos puedan darse de forma estructurada”.

Moscoso, por su parte, cree que los manejos políticos han impedido que se ejerza una vigilancia desde quienes dirigen el fútbol nacional: “No hay ningún control, la LigaPro a ratos no sabe ni qué decir, desconoce qué están haciendo los clubes. O a veces se junta con ellos por una situación de buscar respaldo, que lo necesita en algún momento”.

Es inevitable, al hablar de disputas políticas, mencionar la mayor de ellas, que es entre la Federación Ecuatoriana de Fútbol y la Liga Pro. El mismo Nicolás Vega apunta a esos desencuentros al concluir que “hay que dejar de pelear y criticarse por todo” y que hoy se necesita “juntar a las mejores cabezas para dialogar y buscar la mejor solución, que pueda ser comprada por todos, porque si se piensa en beneficio de todos los clubes y no si le sirve a una organización (Liga Pro) o a la otra (FEF), entonces ese es el camino”.

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