Cachuelear en torneos barriales, vender algunos bienes o acudir a prestamistas, han sido algunas de las opciones a las que han tenido que recurrir varios árbitros del fútbol ecuatoriano, que se sumaron a la reciente huelga, por la deuda que la LigaPro mantiene con el gremio arbitral.

Uno de los árbitros que se sumó a esta paralización, pero que no quiso ser identificado, explicó que han vivido cuatro meses “apretados”, por la falta de ingresos.

“No nos paralizamos porque nos dio la gana. Lo hicimos porque necesitábamos una respuesta clara. Muchos vivimos de esto y estamos muy complicados económicamente”, dijo el árbitro de la Serie B.

El juez guayaquileño comentó que para poder cubrir sus gastos mensuales ha tenido que recurrir a la ayuda financiera de sus padres, pero conoce casos de otros compañeros, que han pasado por situaciones más complejas.

“Cada uno atraviesa distintos problemas. En mi caso le debo mucho dinero a mis padres, pero conozco a otros compañeros que le deben a chulqueros o han tenido que vender sus cosas, como carros o motos, para pagar los gastos mensuales en su hogar”.

Una situación similar atraviesan los árbitros de las divisiones formativas. A este grupo les paga la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), pero a ellos en cambio les adeudan “alrededor de dos años”.

“Nosotros, los de las formativas, estamos en una situación similar a la que atraviesan los compañeros de primera. En mi caso he tenido que recurrir a cachuelear en distintos torneos barriales, para poder subsistir”, sostuvo un juez de 25 años, que también pidió no ser identificado.

El también árbitro guayaquileño, acotó que pese a estos inconvenientes no piensa en tirar la toalla, pues su objetivo “es llegar a primera”.

“El gremio está pasando momentos duros, pero esto no me detiene, ya que confío en que todo se va a solucionar”.