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La columna de la ex: Así pillaron al brujo del equipo
Las cosas que no se dicen, ellas son capaces de hablar.
En nuestra casa nunca se había hablado de brujería ni nada de esas cosas extrañas. Ese tema era prohibido y no le dábamos importancia.
Mi marido llevaba cinco años en un club importante, cuando sucedió algo que nos marcó la vida. Llegó un futbolista, según cuenta mi esposo, y apenas se enteraron en el torneo, el chisme rodó.
Un colega de él le escribió desde Quito... “mi loco, pilas con ese bato (muchacho), ya que le hace a la brujería, mejor dicho, acá le decíamos el brujo, es una joyita”, eso lo leí en un mensaje por teléfono.
Pasaron 15 días y mi amorcito llegó con la novedad de que su compañerito era un brujo y andaba con cosas raras.
Me contó que un día era tanta la curiosidad que le hicieron conversación en la cancha y cinco compañeros se fueron al camerino para ver qué tenía en dos bolsos que siempre cargaba.
Lo que hallaron fue algo impactante, llevaba unos muñecos, que por cierto no eran juguetes, marcados con los números de los chicos que jugaban en el equipo. Todavía recuerdo que eran el 5 y el 8, estaban llenos de alfileres. Además, tenía unas cremas en unos envases transparentes y una cinta con números.
Después del hallazgo comenzaron a decirle al nuevo futbolista ‘el brujo’.
Como consecuencia de esta situación tuvimos varias peleas con mi marido, además los jugadores se sugestionaron tanto con eso de que su compañero era brujo, al extremo de que muchos empezaron a hacerse baños con montes, ir a donde hechiceros y hasta a un psicólogo.
Cuando mi marido quiso que lo acompañe a donde una señora que lee el cigarro ‘le paré el carro’ y de una le dije que no. Estas son las cosas que callamos las mujeres de los futbolistas.