Muchas veces ha ocurrido que las parejas que tienen un perro como mascota lo tratan como si fuera el hijo que todavía no han decidido ‘encargar’. Les dan cariño, atención y le prodigan cuidados para que crezca sano y feliz, pero qué pasa cuando un nuevo miembro ha anunciado que pronto llegará para agrandar la familia.

Con seguridad la primera duda de esos padres tendrá que ver con la reacción del perro ante la presencia del bebé. ¿Se pondrá celoso? Todo eso es manejable siempre y cuando al can se lo haga partícipe de los cambios de rutina y de todo lo que tenga que ver con ese recién nacido que en pocos meses arribará.

Según la veterinaria Eliana Molineros, los perros sienten y, gracias a su olfato, tienen ese sentido de la percepción hormonal.

“Por eso es necesario no aislarlo, sino hacerlo partícipe de los cambios de rutinas, y que con su olfato pueda reconocer desde la ropa del bebé, el cuarto nuevo, la cuna, todos esos espacios. Permitirle que los exploren y que no sean un agente externo. Tampoco permitir que se diga que el perro es sucio o que hay que mandarlo al patio. Hay que enseñarle a la gente que no pasa absolutamente nada”, aconseja Molineros.

Antes de la llegada

La veterinaria explica, además, que antes de que el bebé llegue a la casa es importante que al perro se le permita oler la ropa, la colonia, crema y todo lo que sea del nuevo integrante, para que esté familiarizado, así cuando el niño llegue mostrará curiosidad para saber qué más hay de nuevo.

Otro de sus consejos es que al momento de la lactancia compartir ese momento con la mascota. “Permitir que el perro esté en la misma habitación, pero a una distancia prudente para que pueda ver y satisfacer su necesidad de curiosidad, que sepa que no está ocurriendo nada malo. Por lo general, los canes se ponen muy inquietos cuando desconocen algo. Son como los niñitos”, recomienda la experta.

La clave

Los juguetes del bebé deben estar separados de los de la mascota. Si el perro intenta agarrar uno que no le pertenece, quítaselo, pero sin agresividad y dirige su atención a uno que sea de él. Si juega de forma natural con sus juguetes, recompénsalo. Lo mismo ocurre si el bebé es quien busca el juguete del perro. Piensa que ahora tienes ‘dos hijos’.

Mal comportamiento

Si aún con todas estas indicaciones el perro tiene mal comportamiento debe ser manejado por un etólogo que dé un diagnóstico. Aunque Molineros asegura que “esta situación no siempre ocurre”.

Trucos caseros para ahuyentar gatos callejeros