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Buena Vida
Fer y Ricardo celebran su amor
Aunque llevan una relación estable no pueden evitar tener sus peleas.
Fernanda Gallardo (34 años) y Ricardo Blanco (30) son un ejemplo para aquellas parejas que creen que es complicado tener una relación con hijos de otro compromiso. Para el cubano fue una fortuna encontrar dos mujeres al mismo tiempo. Primero conquistó a Sofía Palma, hija de la comunicadora, y con la autorización de la pequeña se empeñó por enamorar a ‘Fer’.
Llevan 5 años juntos y producto de su amor nacieron Alejandro, de 3 años, y Maximiliano, de 19 meses. Él es cubano y ella chilena, se conocieron en Ecuador y comparten mucho tiempo en familia -entre el trabajo y la crianza de sus hijos-, aunque los momentos exclusivos de pareja son escasos.
¿Cómo encontraron el equilibrio? Los Blanco Gallardo revelaron detalles de su matrimonio. Ambos aseguran que son herméticos con su vida marital, pero en esta edición DOMINGUERO expone sus secretos de convivencia.
¿Quién conquistó a quién?
Ricardo: Primero hablé con Sofi, le pregunté si me aceptaba como novio de su mamá. Me respondió que sí, que era lo que ella le pedía a Dios; con esa introducción fui con todo.
Fernanda: Fue de parte y parte. Fuimos amigos por 8 años. En una ida a la playa, él compró dos botellas de ron y con esos tragos nos vimos con otros ojos (risas). Desde ahí no nos separamos.
¿Quién dijo “te amo” primero?
R: No recuerdo.
F: Todo fue mutuo.
¿Quién es el peleón de la relación?
R: Yo.
F: Ya lo dijiste todo.
R: Es que ‘Fer’ nunca se enoja. Si uno de nuestros hijos le daña el celular, ella dice que no hay problema, y que hay que comprar otro.
F: Ojo, por un celular sí me da pena, pero procuro no enojarme por algo que ya no tiene solución. Soy así desde que perdí a mi mamá; siento que no hay nada más terrible que eso. Ya perdí bastante.
¿De qué no hablan?
R: Hablamos de todo.
F: No hemos puesto esa cláusula; no hay celos. No hablamos de nuestro pasado amoroso; eso es algo que no nos importa.
¿Por qué discuten?
R: Por las cosas de la casa. Tal vez por los quehaceres domésticos.
F: Él trabaja en casa y eso es lo peor. Hay momentos en los que me desespero por los niños. Mis tres hijos necesitan atención y a veces colapso. Sofi está en la adolescencia y es una edad complicada. Los planes no son los mismos. Ahí es cuando suelo pegar un grito de: ¡ayúuuudame!
¿Cómo son las reconciliaciones?
R: Siempre las busco. Nos enojamos por boberías. Son enojos momentáneos, pero no peleamos.
F: Generalmente son en la noche.
¿Y los momentos de pareja?
R: Todo depende de la urgencia del trabajo y si la jornada se alarga hasta la madrugada.Tenemos una productora audiovisual y si no tengo nada que entregar vemos una película por la noche.
F: Desde que somos papás de niños pequeños hay pocos momentos de pareja.
¿Qué tal es la experiencia de trabajar juntos?
R: Estoy acostumbrado a mandar, dirigir, ordenar y me quedo con ese chip. Nos llevamos muy bien, pero a veces nos cuesta encontrar el equilibrio.
F: Ahí es cuando le digo: “¡hey, disculpa, no soy tu asistente!” Es difícil, pero ahí lo resolvemos.
Vivimos en un momento en el que se critica a la mujer que tiene hijos y que inicia una nueva relación. ¿Fue un problema para ustedes?
R: Nunca pensé en eso. No me gané a una mujer, llegaron