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Familia

Siempre demuéstrale tu amor, más allá de los logros o errores.Pixabay

No exageres con los elogios hacia tus hijos

El exceso ni la ausencia de ellos ayuda. La clave está en la moderación, la clase de palabras que empleas y centrarte en el esfuerzo que hace tu niño

¡Eres inteligentísimo! ¡Todo un campeón! Es posible que alguna o muchas veces hayas dicho o escuchado estos u otros halagos, los cuales no siempre resultan los más adecuados para la formación de un niño. Te preguntarás: ¿entonces nada de halagos? Tampoco hay que caer en el otro extremo.

El elogio es una herramienta que aporta a la autoestima del niño, refuerza su personalidad y el desarrollo saludable de esta, incrementa la confianza en sí mismos y sus capacidades. Pero, ten cuidado con las palabras que empleas y la frecuencia, manifiesta Evelyn Urgilés, psicóloga clínica certificada en Disciplina Positiva en Primera Infancia. 

La especialista indica que el exceso puede crear chicos vanidosos, dependientes de los enaltecimientos, poco tolerantes a la frustración y hacia las otras personas, inestables emocionalmente, con problemas para relacionarse (se le dificulta trabajar en equipo, no saben manejar el ganar o perder), con la necesidad de ser tomados en cuenta, autoexigentes consigo mismos.

Dos consecuencias negativas

Cristina Navarrete, licenciada en Ciencias de la Educación, hace hincapié en dos consecuencias: una actitud mental conformista y la necesidad desesperante de recompensas externas. La maestra expresa que el elogio descriptivo es el recomendado, ya que este se enfoca en el esfuerzo y dedicación de la actividad realizada por el menor

Un ejemplo sobre este consejo es decirle “ya dibujas con más detalles, felicitaciones”. O si inició a tocar un instrumento musical, en lugar de mencionar “eres un genio”, lo ideal es destacar que es evidente que ha estado practicando.

Las expertas aconsejan desechar el ‘muy bien’, pues induce al niño a buscar nuestra aprobación o les enseña que es necesaria. Les impide pensar y razonar por sí mismos, identificar adecuadamente sus habilidades y los conduce a buscar la valoración del premio en lugar de resaltar la dedicación.

EXTRATIPS

  1. Hazle saber que lo amas y eso no depende de los logros o errores. Elogia su esfuerzo, así no haya alcanzado el objetivo.
  2. Fomenta prácticas y actividades sin importar si él pierde o gana. Así trabajas su empeño. Y algo fundamental: deja que solucione los problemas solo, puedes orientarlo, pero no hacer lo que le toca realizar a él.
  3. Estimula su curiosidad, dale desafíos y retos. Asimismo festeja el valor que le pone al ejecutarlos.

Investigación

En el año de 1990, la Universidad de Columbia, realizó un experimento y concluyó que los elogios pueden tener efectos negativos en los niños.

Analizó a más de 400 menores, de 10 a 12 años. En la primera etapa los sometieron a una prueba de inteligencia. Al finalizar a un grupo se le comunicó que respondió correctamente el 80% de los problemas. A otros, que eran minigenios por armar rompecabezas. Y, a un tercero, nada. Sin embargo, los segundos, cuya inteligencia fue más elogiada, evitaban los retos, disfrutaban menos de la actividad y mostraron disminución en su rendimiento, así lo reveló el portal guioteca,com