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Buena Vida
Devoción al patrono ‘desenterrado’ en Patate
Después de un movimiento telúrico, por unas campanadas que escucharon bajo la tierra, hallaron la efigie que admiran desde hace más de dos siglos
Enma Guerrero y Beatriz Guevara por más de 30 años han acudido hasta las afueras la iglesia del cantón Patate, en la provincia de Tungurahua, para ofrecer escapularios, rosarios, sahumerios y velas de diferentes colores a los seguidores del Señor de Terremoto, una de las imágenes más admiradas por creyentes.
Ahora, ellas se mantienen firmes en la fe y aunque son pocas las ventas van de manera ceremonial a diario. “Como la iglesia no se abre todos los días, pocos vienen y nuestras ventas son mínimas. Pero tenemos la fe que nuestro Señor de Terremoto obrará para bien y pronto podremos salir sin miedo”, expresó Beatriz, quien viaja desde Pelileo para no dejar perder la tradición.
Enma es oriunda de Patate y aunque no escucha bien se hace entender. Guarda como un tesoro el afiche que se entregó para que vivan desde casas las fiestas patronales que concluyen este 4 de febrero de 2021.
Marco Gómez, presidente del Comité de Desarrollo Humano y Social del Señor de Terremoto, recordó que son días muy difíciles y por eso no pueden estar pensando en celebrar en las calles.
En una fecha normal, sin pandemia, hubiesen realizado la celebración el sábado 30 de enero, para adelantar porque la fiesta del hallazgo de la imagen este año coincide en la semana de las elecciones electorales, dijo Gómez.
Hasta febrero de 2020 recibieron alrededor de 80 mil turistas que llegaron de diferentes partes del país y del extranjero a celebrar al patrono de Patate.
“El COE cantonal no nos autorizó realizar ninguna actividad por las calles, ni siquiera la procesión con la imagen. Todo se limitará a la misa el jueves 4 de febrero que será presidida por monseñor Giovanni Pazmiño, pero será con aforo reducido porque no queremos ser causantes de más propagación del virus”, manifestó el dirigente.
Hacen el llamado para que la gente mantenga la fe y continúe con la devoción, pero desde sus hogares. “El Señor de Terremoto es muy milagroso, en lo personal me tiene con vida y me ha dado a la mejor de las esposas”, recalcó el dirigente.
Los creyentes acuden a orar desde las afueras, donde se arrodillan, claman en silencio y después colocan las velas en el oratorio.
Este año se recuerdan 224 años del hallazgo de la imagen del Señor de Terremoto.
Indígena escuchó campanillazos
La devoción a esta advocación comenzó el 4 de febrero de 1797, fecha en que se estima un indígena encontró la imagen enterrada después del sismo del 4 de febrero que azotó a la región central del país. El fenómeno natural fue uno de los más fuertes registrados en la historia y el epicentro fue Pelileo y Patate. Habrían muerto 327 personas que representaba más del 50 % de habitantes en esa época.
El joven que encontró la imagen lo hizo guiado al escuchar unos campanillazos que retumbaban desde el fondo de la tierra y corrió a decirle a su papá. La noticia llegó a oídos de fray Mariano García, un sacerdote dominico, y junto a otros sobrevivientes fueron a ver qué ocurría. Empezaron a cavar y a pocos metros encontraron la imagen que se venera hasta la actualidad, contó monseñor Giovanny Pazmiño. (YIE)