Mi nombre es ‘Vielka’, tengo 40 años y soy de Guayaquil. Le escribo para que me aconseje sobre mi caso, porque usted tiene experiencia para esto. Lo que ocurre es que yo amo a otra persona que no es mi esposo, tengo un hogar con tres hijos, y no sé cómo decirles a mis pequeños que ya no siento nada por su padre. A mí me obligaron a casarme, ya que yo no quería, porque supe que iba a unirme a un hombre muy violento. La persona de quien estoy enamorada se compró una casa que está ubicada junto a la mía, para así tenerme cerca, y no permitir que nadie me hiciera daño. Pero un día pasó algo terrible, mi esposo me estaba maltratando y los gritos se escuchaban en todo el barrio, entonces él salió a pegarle por lo que me estaba haciendo y recibió una puñalada, quedando malherido. Al momento ya se encuentra recuperado, pero ahora me encuentro en una disyuntiva, no sé qué hacer, si olvidar al chico de al lado o quedarme con mi esposo. Siento que estoy en una situación muy peligrosa, juraría que mi esposo me va a matar si me ve con otro. Ayúdeme.

Respuesta:

‘Vielka’, efectivamente estás en peligro. El que seas casada no significa que estés atada, hay algo que se llama divorcio, y si no estás conforme con tu hogar, es mejor que te separes ya. Debiste poner un freno al maltrato de tu pareja desde un principio, y no esperar hasta que pase lo peor. Nadie tiene por qué recibir maltratos ni humillaciones de su cónyuge, mucho menos permitir que los hijos vean eso. Lo que estuvo mal es haber tenido una relación con otra persona estando casada, cometiste infidelidad y según lo que me cuentas, tu marido no se va a quedar tranquilo. Así que te aconsejo actuar con mucha cautela, debes divorciarte de ese hombre que te golpea, y si te llega a amenazar con matarte, pon la denuncia correspondiente. Por ahora lo que puedes hacer es alejarte de aquel superhéroe al cual amas tanto, porque va a salir más perjudicado de lo que te imaginas. Él tendrá que comprender tu situación, una vez que seas libre, podrás hacer las cosas con mayor precisión. Pídele a tu esposo que se vaya, o vete tú de allí, pero no esperes hasta que haga alguna locura. Pon tus problemas en manos de Dios, estoy segura que con su ayuda todo va a mejorar. Espero tomes la mejor decisión. ¡He dicho!

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