Con ‘la sangre en el ojo’ e indignados por el trato que recibieron por parte de los “tumbarrejas”, como denominan a los funcionarios del Municipio de Guayaquil, están los habitantes de Los Almendros, al sur de la ciudad, luego de que personal del Cabildo derribara los cerramientos que habían instalado.

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Los moradores aseguran que en la zona los asaltos ocurren a toda hora y que, ante el inexistente patrullaje policial, buscaban mejorar la seguridad colocando garitas en seis ingresos vehiculares. “Esta ciudadela era pacífica, pero el último año ha sido atacada violentamente por la delincuencia. Sufrimos robos desde las cinco de la mañana hasta la medianoche, por eso la necesidad de cerrarla”, explicó Óscar Roldán, presidente del comité barrial.

El vecino aseguró que el martes 21 de enero los comisarios llegaron acompañados de policías a tumbar puertas, lanzar gas lacrimógeno y golpear a los vecinos, sin que hubiera provocación de su parte. “Nos dijeron que vinieron por denuncias en redes sociales, que los moradores de otras ciudadelas se habían quejado, pero eso es falso, porque, pese a que estaban instaladas, todas las rejas estaban abiertas. No íbamos a cerrarlas hasta tener todo en regla”, agregó.

Según el directivo, han cumplido con el proceso que solicita el Municipio: “Hicimos la solicitud y pagamos la tasa. Ante la urgencia, ya habíamos instalado las rejas e incluso puesto la señalética, todo conforme a la ley”.

Sin embargo, el Municipio justificó el retiro de las rejas porque no contaban con el informe de factibilidad de tránsito, viabilidad y movilidad.

 La inseguridad, un problema que afecta a otros barrios del sur de Guayaquil

Pero Los Almendros no es el único barrio que sufre por la delincuencia en el sur porteño.

“Aquí pasan motocicletas con gente armada. A nuestras mujeres las agarran del pelo y las arrastran hasta media calle por robarles una cartera o un celular. Al guardia de mi barrio lo mataron en diciembre y no hay respuesta sobre qué pasó o quiénes fueron los responsables. Si las autoridades no hacen nada, nosotros debemos buscar la forma (de protegernos)”, contó Juan Calderón, residente de La Saiba, aledaña a Los Almendros, quien vive en la zona desde hace 40 años.

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Calderón dijo que su vecindario también está haciendo el trámite para colocar rejas. Llevan dos meses en el proceso y esperan que haya una pronta respuesta del Cabildo. “Entendemos que hay que cumplir con el proceso, pero debería haber más celeridad”, se quejó.

Vecinos escapan de las amenazas de los extorsionadores

Los residentes de ambas ciudadelas coinciden en que los asaltos no son el único problema, pues ahora también están siendo extorsionados por ‘vacunadores’. “No son solo negocios, también casas. Hay vecinos que han dejado botadas sus viviendas para huir porque los han amenazado a ellos y a sus familias. Por eso es que ve tantas casas en venta”.

Durante un recorrido de EXTRA por ambos sectores, se corroboró que en todas las cuadras había por lo menos una vivienda en venta. “Lo peor es que la inseguridad baja la plusvalía. Toca venderlas baratísimas; uno termina perdiendo”, dijo un residente que prefirió no identificarse por su propia seguridad.

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