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El vecino Marco Ramírez le saca el 'jugo' a la máchica... y la convierte en helado

Usa harina hecha a base de cebada para elaborar coladas. Ahora se aventuró a experimentar haciendo aquel postre. 

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Marco Ramírez usa esa harina hecha a base de cebada para elaborar coladas. Ahora se aventuró a experimentar haciendo helados.RENÉ FRAGA

La pandemia le trajo una mala noticia a Marco Ramírez. Sus 19 años como camarógrafo en un canal de televisión habían terminado.

La angustia llegó para este ‘veci’ del sector de Bellavista, en el norte de la capital. Primero se arriesgó manejando un carro para brindar el servicio de taxi, pero las deudas empezaron a asfixiarlo.

“Tuve que vender mi carro porque no me alcanzaba el dinero para nada”, cuenta con pesar en su casa en aquel barrio donde es bastante conocido.

Dice que por fortuna nunca ha faltado un plato de alimento en su mesa, tanto para él como para su hija Katherine. Y justamente en la comida vio una luz que podría ayudarlo en la fuerte crisis por la que atraviesa.

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La paila y el hielo seco son esenciales para hacer el producto.RENé FRAGA

“Mi mamacita, desde que era muy pequeño, siempre nos alimentó con cosas propias de la Sierra. Una de esas fue la coladita de máchica (harina de la cebada tostada y molida)”. Esa receta nunca se le salió de la mente y fue en ese momento que recordó lo que una compañera le dijo: “Usted debería ponerse una cafetería, no le irá mal”.

Marco compró botellas de plástico y en la cocina de su vivienda empezó a preparar aquel elixir de leche, máchica, azúcar y uno que otro menjurje para darle sabor.

"Lo que hace mi amigo es muy bueno. Siempre se ha buscado la manera de ganarse la vida”. 

Édwin Robalino. 

Los helados

“Es un emprendimiento bastante bueno. Le he comprado cuando nos ha ofrecido y es un sabor rico”, cuenta Édwin Robalino, amigo de Marco.

Pese al ‘ñeque’ que le ha metido, su situación no ha tenido una mejoría. Angustiado, Marco dice que aunque los vecinos han acogido su producto, no es suficiente.

Por eso, hace poco más de dos semanas se le vino a la mente algo que revolucionaría el mundo de los sabores... al menos en su barrio.

“Llamé a un chef para preguntarle si a la máchica se la puede usar para elaborar helados”. El pana le dio una receta: tiene que hacerlo en paila.

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Cuando recorre el barrio para comprar algo, los vecinos siempre lo saludan atentos.RENÉ FRAGA

Junto a su hija corrieron a comprar hielo seco y sal en grano. Tomaron una paila de bronce y probaron. “Lo bueno fue que nos salió a la primera”, relata Katherine.

El secreto es no dejar de mover la paila para que el sabor cremoso que tiene aquel helado con ese sabor particular se mantenga. Aunque Marco asegura que siempre es importante una gotita de cariño para que todo salga bien.

Lo que este ‘veci’ pretende es montar su propia heladería hasta, al menos, conseguir un trabajo que le dé una buena remuneración. Por eso ha adecuado un espacio en la parte delantera de su casa para vender su helado de máchica y así ‘congelar’ a la crisis.