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Estos son los problemas que afectan a los vecinos de Mucho Lote 2
Con los cortes de energía, los moradores y comerciantes se apresuran para resguardarse en sus casas por temor a la inseguridad.
“Solamente pasee un día en la noche cuando no haya luz por Mucho Lote 2 y verá que es escalofriante y tenebroso. Es lo que hice yo y fue lo que sentí”, alertó Luis Ávila, residente que denunció su caso a través de este Diario para intentar que “las autoridades escuchen y den ayuda al vecindario”.
A EXTRA llegaron más denuncias como la de Ávila, que alertaban sobre cómo son las noches a oscuras en esta zona del norte de Guayaquil. Que no hay autoridad que controle, que los comerciantes tienen que esconderse y que el miedo y el olor a marihuana es lo que más se siente en el ambiente, fueron algunas de las quejas compartidas.
Frente a ello, nuestro equipo periodístico realizó varios recorridos nocturnos en las diferentes etapas que integran esta ciudadela y constató lo denunciado.
Caminar por las calles de Mucho Lote 2 durante las noches es como andar en tinieblas. Una zona apagada, insegura y con pocas personas en las vías es lo que se pudo observar durante los apagones, que es cuando el escenario se torna más crítico.
Aproximadamente a las 20:30 lo único que iluminaba (y a medias) el primer callejón 26 era una plaza comercial ubicada en los linderos de la autopista Narcisa de Jesús, la cual cuenta con generador. Las personas, mirando para todos lados, apresuraban el paso al salir del negocio.
“Vivo aquí nada más en Paraíso del Río 1, pero debo tomar un taxi. Caminar es un peligro”, comentó Raúl, quien salía del sitio junto con su esposa, que mirando con desconfianza se trepó al vehículo.
A lo largo de la avenida Costanera, una de las más transitadas, los comerciantes formales e informales que se ubican en la vía ‘corrían’ hacia sus hogares. “No se puede trabajar más. Se va la luz natural y se acaba todo”, dijo Milena Loor, mientras empujaba la carreta en la que vende comida.
Mientras tanto, apenas algunos locales permanecían atendiendo parcialmente. “Trabajamos con focos recargables. Lo hacemos hasta que veamos un poco de vida. Eso será hasta las 21:30 máximo. Luego, lo mejor es cerrar”, indicó el comerciante que fue testigo de cómo hace unos días se metieron a robar a un local cercano al suyo.
La denuncia en la que más hicieron énfasis los moradores es sobre lo que ocurre ahora en la calle Primera, al pie del río, donde según relataron el descontrol es aún más evidente.
“Aquí se instalan varios carros con música en alto volumen y se ponen a beber. El ruido es intolerante. Esos vehículos, incluidas las motos, intimidan a las personas y nadie quiere salir. No nos atrevemos a reclamar, son vehículos que en su mayoría no tienen ni placa. Se da aviso a la policía, pedimos ayuda, pero llega otro día y la situación es la misma” alegó Gabriel Ludueña, quien solicitó que al menos en esta zona, donde se supone se levantaría un malecón, se coloquen paneles solares. “Al menos eso, mientras haya apagones. Que los concejales vengan a ver cómo vivimos”, coincidió el residente Antonio Villacís.
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