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Sentado a punta de plomo
Motorizados le dieron en la cabeza y espalda. Policía indaga si era o no trabajador de una obra que se ejecuta en Quevedo
con una ráfaga de al menos cinco disparos terminaron con la vida de Jefferson Javier Goya Mesías, de 26 años, a eso de las 16:30 del jueves 4 de noviembre.
Al hombre lo ‘cazaron’ entre tres cuando estaba supuestamente trabajando en la avenida Walter Andrade, zona central de Quevedo, exactamente a la bajada del hospital Sagrado Corazón de Jesús, donde se construye un paso a desnivel para la distribución del tránsito vehicular.
El jefe policial del cantón, Holguer Cortez, manifestó que en la inspección del cadáver encontraron cerca de una de sus piernas un arma de fuego, es decir que no le dieron chance a reaccionar.
Según Cortez, un sujeto se habría bajado de una motocicleta en la que viajaban dos personas más. Caminó unos cuantos metros y le disparó en la cabeza y espalda a Goya, quien era conocido por sus panas como Enano.
Detalló el oficial que unos policías que patrullaban por el lugar quisieron neutralizar a los presuntos sicarios, pero estos les respondieron con balas. “Los policías tuvieron que hacer uso progresivo de la fuerza y uno de los uniformados disparó dos veces hiriendo al motorizado que disparó, producto de esto se le cayó el arma al antisocial”, explicó el coronel.
Añadió que el arma de los antisociales sería de alta capacidad, pues dispararía hasta 30 cartuchos en ráfaga.
Los agentes indagan si el fallecido pertenecía a una banda delictiva y si presuntamente estaba dando algún tipo de seguridad a los trabajadores de la obra.
Al momento de su muerte Goya vestía un chaleco reflectivo, como que si fuera una persona más de las que laboran en el sitio.
No se proporcionó un pronunciamiento oficial con respecto a si era obrero o si solo se camuflaba mediante el chaleco.