Más de 100 altares de la Santa Muerte fueron destruidos entre 2024 y 2025 en la provincia de Los Ríos, lo que revela una preocupante realidad en la región: los rituales con esta estatuilla, símbolo de la narcocultura, van en aumento. Estos santuarios, lejos de ser inofensivos, esconden escenarios de horror.

Uno de los hallazgos más macabros ocurrió en noviembre pasado, cuando uniformados del Bloque de Seguridad descubrieron una vivienda en la parroquia San Camilo, en Quevedo, con un altar de la Santa Muerte y varias osamentas. La escena estremeció a los agentes.

Según información de fuentes reservadas, el inmueble funcionaba como un supuesto centro especializado en ciencias ocultas. Un letrero en la entrada ofrecía servicios como lecturas de tarot y de cigarros, amarres, limpiezas, endulzamientos de pareja y ligaduras, entre otras prácticas.

Uniformados del Ejército indicaron que la vivienda era utilizada para rituales satánicos y trabajos de brujería, lo que encendió las alertas de las autoridades locales. En su interior, encontraron múltiples restos óseos usados en los rituales. A simple vista, la casa parecía normal, pero dentro el ambiente era digno de una película de terror.

En uno de los cuartos, los militares hallaron ofrendas: velas de distintos colores, platos con comida, fotografías y un fuerte olor a cigarro. Todo apuntaba a que el lugar era un espacio dedicado a prácticas oscuras.

El responsable del sitio sería alias La Bruja, dueño del negocio que generó terror entre quienes participaron en el allanamiento. Durante la intervención, los militares encontraron 11 osamentas, nueve cráneos y extremidades humanas almacenadas en tachos en el patio. También confiscaron varias estatuas de la Santa Muerte utilizadas en los rituales.

Sobre los restos hallados, el coronel Washington Chugá, jefe de la Policía Nacional en Quevedo, informó que se están realizando las pericias correspondientes y que un equipo de antropólogos investiga la procedencia de las piezas anatómicas.

Culto a sus líderes

Como parte de los operativos contra el crimen organizado en Los Ríos, las autoridades han encontrado y destruido varios altares de este tipo.

El jefe del Grupo de Fuerzas Especiales N°26 Cenepa del Ejército ecuatoriano, Marcel Calderón, explicó que estas estructuras no solo servían para venerar a la Santa Muerte, sino también a líderes de grupos delictivos. “Como Bloque de Seguridad, tenemos la orden de destruir estos altares narcoculturales ligados a bandas criminales. Estamos siendo contundentes contra estas culturas importadas”, afirmó.

Agregó que estos altares están presentes en todos los cantones de la provincia y que no darán tregua a las prácticas ilícitas que fomentan estas veneraciones.

En otro caso, en diciembre de 2024, durante un allanamiento a un night club en Buena Fe, los uniformados encontraron una fiesta clandestina en pleno estado de excepción. Lo más sorprendente fue que los asistentes rendían culto a la Santa Muerte.

Ante la creciente vinculación de esta figura con el crimen organizado, las autoridades han intensificado esfuerzos para erradicar estos cultos, pues los consideran un símbolo del narcotráfico y las organizaciones criminales.

Las intervenciones del Ejército no solo buscan destruir los altares, sino también desmantelar las redes criminales que los rodean. “Con un enfoque militar y estratégico, nuestros operativos están diseñados para debilitar las estructuras del narcotráfico y su relación con la religión popular de la Santa Muerte, además de generar un impacto psicológico en los grupos delictivos al atacar uno de sus elementos simbólicos más importantes”, concluyó Calderón.

La Niña Blanca

Los ‘narcosantos’, entre los que está la Santa Muerte o la Niña Blanca, han sido ligados a la narcocultura por autoridades de México, país de origen de esta creencia, y de Estados Unidos.

El poder de convocatoria de la Flaquita, como también es conocida, la efectividad de sus milagros y la enorme protección que ofrece le han otorgado un lugar divino de excepción entre los criminales y cárteles de la droga.

La adoración a la Santa Muerte tiene sus orígenes en el México prehispánico. De ahí la importancia cultural que tiene en ese país. Sin embargo, para las autoridades y fuerzas del orden, la utilización de altares de la Santa Muerte no es considerada delito ni contravención.

También se 'voltea'

Pablo Saeteros, médico general y practicante de ciencias ocultas, explicó en una entrevista pasada con EXTRA que cuando los narcotraficantes le piden favores a esta imagen para evitar ser capturados o perder sus cargamentos, con el dinero que ganan realizan obras y actos benéficos en pequeños pueblos. “Ella (la Muerte) es un ser benévolo, pero si la empiezan a utilizar para el mal, para matar gente, a los pocos días los muertos son ellos”.

Por su parte, el maestro Albert, conocido como el Brujo del Amor, señaló que levantar este tipo de altares requiere compromisos y sacrificios. “La Santa Muerte es un ente de protección, siempre y cuando se le lleve algún sacrificio al altar: rezos, fumas de cigarro, ponerle trago, frutas...”, detalló. Todo esto se realiza los lunes, día en que se la adora a nivel mundial porque es el ‘día de ánimas’ y se hace el ritual de la ofrenda.

Aclaró que este tipo de procedimientos no necesariamente implica algo malo. Depende de la petición, el sacrificio y el problema a resolver.

Se venden 'a lo bestia', pero de eso nadie habla

En 2022, EXTRA realizó un reportaje en el que mostró cómo las imágenes de la Santa Muerte se vendían con frecuencia en algunos sectores de Quevedo, como en las calles June Guzmán y Marcos Quintana, detrás del coliseo central. Ya en esa época circulaban rumores sobre la adopción de esta creencia extranjera en la provincia de Los Ríos.

Actualmente, ningún comerciante de estos objetos quiere hablar del tema; solo dicen que se limitan a vender las imágenes como cualquier otro artículo.

El fenómeno se ha hecho más visible con cada operativo contra organizaciones delictivas, tanto en Quevedo como en cantones cercanos como Buena Fe, Mocache y Quinsaloma.

Estos altares, donde la muerte aparece vestida con distintos atuendos y colores según su significado, se han convertido en parte de los rincones de viviendas de personas que, según la fuerza pública, estarían vinculadas a hechos delictivos y grupos criminales.

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