John Mogollón sintió un leve empujón en su espalda e inmediatamente escuchó un susurro en su oreja derecha: “Hola. Ven conmigo, te quiero conocer”. Así empezó la tenebrosa experiencia que terminó por convencerlo de la existencia de espectros.

Él estaba solo, sentado en una banca afuera del mausoleo donde sepultaron a su abuelo, en el Cementerio General de la ciudad peruana de Tumbes. Después de terminar su jornada laboral, aproximadamente a las 18:00, fue a visitar a su familiar. Ocurrió en 2019.

“A mi alrededor no había nadie, solo tumbas. Sentí claro que me empujaron por la espalda y me hablaron, como si alguien estuviera parado atrás. Me paré rápido para ver quién era y no vi a nadie”, le contó al equipo periodístico de EXTRA que llegó hasta Tumbes en busca de testimonios de hechos paranormales.

Después de inspeccionar y darse cuenta de que no había nadie más en el sitio, se quedó ‘congelado’ del susto. Por más de tres minutos se mantuvo estático, solo sus ojos se movieron en todas direcciones.

“Cuando vi que no había nadie atrás mío, me asusté porque estaba en un cementerio”. ‘De una’ sospechó que se trataría de un fantasma.

“Siempre se escucha que aparecen fantasmas y las personas los pueden ver. No creía que fuera verdad, pero ya lo viví y me convencí de que sí existen”, acotó.

John volvió a sentarse en la banca, pero seguía dudando: “¿Quién se me acercó?”. Fue por aquella razón que se llenó de valor y con la linterna de su celular empezó a recorrer los fríos y macabros pasillos del cementerio. “Fue una mala idea”.

Según la descripción del peruano, en su recorrido se le atravesó una mujer alta de tez blanca, que portaba un vestido largo que le cubría hasta los pies y un velo sobre su rostro.

“Yo estaba caminando y cuando viré para entrar a un pasillo, vi que una mujer estaba parada frente a mí. Me asombré y la miré porque parecía una novia. Unas luces la rodeaban. En un momento cerré los ojos y cuando los abrí, ya no estaba, desapareció en segundos. Acá (en Tumbes) a ese fantasma le decimos la Dama Tapada”.

Y sería esa misteriosa y siniestra mujer de esbelta figura y agradable perfume la que, según nuestra leyenda urbana desde 1700, se les aparece a los hombres que caminan por las calles de Guayaquil entre la medianoche y la madrugada.

EVITEN LOS FANTASMAS

Miguel Ángel Dávila, especialista en casos paranormales, explicó que se trataría de un alma en pena que no acepta que ya no pertenece al mundo de los vivos.

“Ningún tipo de alma es amigable. Ante estas situaciones, lo mejor es huir porque no sabemos las verdaderas intenciones del alma, pues incluso puede querer poseer a la persona”, recalcó el especialista.