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Las perritas Maribel y Raquel: una conmovedora historia de abuso y rescate en Quito
El tutor de las mestizas, al parecer, tenía problemas mentales y de consumo de drogas. Una de ellas ya fue adoptada. Se espera un hogar para la otra
Las miradas perdidas y de nerviosismo que tenían dos perritas mestizas, que al parecer sufrieron maltrato animal, causaron indignación en los usuarios de las redes sociales.
“Justicia para estos inocentes animalitos. Basta de tanta maldad. Esa gente despreciable que les causó daño debería estar en la cárcel”, comentó Jéssica Jarrín en su cuenta de Facebook.
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Según el reporte de la Unidad de Bienestar Animal (UBA), las hermanas Maribel y Raquel habrían sido golpeadas, agredidas con cuchillo e, incluso, la primera supuestamente fue abusada sexualmente.
¿Quién maltrataba a las perritas?
Las perritas de 10 y 7 años, respectivamente, estaban bajo la custodia de un adulto mayor que tendría problemas de salud mental y consumo de drogas.
Un familiar del sujeto fue quien lo denunció ante las autoridades. Sin embargo, lo declararon jurídicamente interdicto que, según la abogada Nathalya Salazar, es una persona que no tiene todas las facultades mentales y no es plenamente consciente de su actuar.
Por este motivo, la jurista explica que legalmente son inimputables, es decir, no pueden recibir una sentencia de reprochabilidad penal.
Pero Salazar enfatiza que el implicado no se puede ‘salvar del todo’. Según ella, en el marco jurídico de maltrato o violencia animal podría recibir una sanción administrativa de seguridad. “Que reciba algún tipo de atención psicológica”.
¿Cómo ayudaron a las perritas?
Las perritas fueron rescatadas del lugar donde las maltrataban, en el Centro Histórico de Quito, y fueron llevadas a un refugio de UBA, en donde les hicieron varias evaluaciones y determinaron que presentaban problemas de miedo y pánico a las personas.
Tras una asistencia médica y de rehabilitación recuperaron su confianza. Raquel ya fue adoptada por una familia y su hermana Maribel espera conseguir una nueva casa.
El médico veterinario Arturo Caviedes indicó que lo óptimo debió haber sido que las dos perritas fueran adoptadas juntas para disminuir el estrés por el cambio de hogar.
Sin embargo, el experto señaló que en estos casos es difícil porque hay que encontrar una familia que por un lado tenga buena economía para mantener a un animal que tiene traumas porque va a necesitar que un profesional le haga un acompañamiento conductual y visitas periódicas al veterinario.
Por otro lado, Caviedes aseguró que si no se hizo un análisis profundo de la familia adoptiva, la perrita no puede mejorar su comportamiento y puede haber un aumento en su conducta agresiva, nerviosismo y miedo. “Una mascota adulta y con traumas no es para cualquier persona”.
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