Sonó como una amenaza. Jorge Yunda, alcalde de Quito, advirtió que la ciudad está expuesta a un “grave peligro” por el aumento de casos positivos de COVID-19.

No solo eso. Dijo que “habrá que tomar decisiones por más duras que sean”. Luego se quejó de los bebedores, de las aglomeraciones y de un sistema de salud que “no da más”. No hay disciplina.

El fin de semana se ejecutaron operativos en la Comuna de Santa Clara de San Millán, Tumbaco y en Nayón, según la Secretaría de Seguridad. Allí se encontraron a grupos de chumaditos que fueron sancionados, además, por violar el toque de queda.

Marcelo Aguilar, epidemiólogo y docente de la Universidad Central del Ecuador, explicó que este tipo de comportamientos generan el avance de contagios en la ciudad, lo que está causando una situación de alta endemia. Es decir, que la prevalencia de la enfermedad es cada vez mayor.

Pero apunta también a la responsabilidad de las autoridades de realizar vigilancia epidemiológica. “En este momento deberían haber 1.500 brigadas de búsqueda de casos”, explica.

La preocupación aumenta porque además los trabajadores públicos retoman sus actividades presenciales en Quito y eso implica movilización en transporte público e interacción social que aumentará las posibilidades de contagios. 

En cuanto a los hospitales, solo en el del IESS del Sur se han contabilizado más de 12.000 atenciones a pacientes con sintomatología respiratoria durante la emergencia, y hasta el 27 de junio registraron 308 personas hospitalizadas entre terapia intensiva y las carpas que se adecuaron afuera de la casa de salud.

El hospital ha llegado a recibir 243 pacientes en un día, hasta el sábado la media no baja de los 160 pacientes.

Esto, a decir del experto, conllevaría al caos hospitalario y, por consiguiente, las muertes de los más graves. “Se ha reiterado en que quienes necesitan de terapia intensiva y no la reciben, simplemente fallecen”, expresó.

Estimó también que por cada fallecido y cada caso de paciente grave existen al menos 100 personas contagiadas, debido al irrespeto de las indicaciones sanitarias y la falta de seguimiento. Para él, la posibilidad de volver al semáforo rojo es difícil por la crisis económica de gran parte de la población, lo que sí ve necesaria es la cuarentena focalizada o el cierre de los sectores con más registro de casos “incluso con militares”. 

Francisco Pérez, epidemiólogo vocero de la Secretaría de Salud, dijo a EXTRA que se mantienen reuniones dentro de la institución para evaluar las decisiones que se podrían tomar ante el aumento de contagios, que Aguilar estima que esta semana sean al menos 500.