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Enigmas: Pesadillas en una casa de Daule
Supuesto espectro atormenta las noches de joven guayaquileña. Siente que la persiguen y que un ser mira su espalda mientras ella descansa
Renata extraña dormir plácidamente por las noches. Para ella es imposible hacerlo en su nueva casa, debido a que sus siestas son perturbadas por, según dice, sueños terroríficos.
Gritos, escenas espeluznantes y supuestos espectros la despiertan con temor.
La joven, de 26 años, su mamá (49) y su hermano menor (15) se mudaron a este domicilio que está ubicado en la vía a Daule, provincia de Guayas, a finales de 2019.
Ella creyó que llegó a un lugar tranquilo, sin embargo, empezó a experimentar hechos paranormales. Su cuarto se convirtió en el escenario de sucesos escalofriantes.
Recuerda que las primeras noches tuvo algunas pesadillas, pero no se alteró y de a poco se acostumbró a convivir con esas angustias. Pensó que era debido al cansancio por la mudanza. Se despertaba y enseguida volvía a dormir.
“Cuando nos mudamos empecé a tener pesadillas todas las noches. En las primeras sentía que me seguían mientras corría. No sabía de qué huía, pero me despertaba asustada. Cuando me empezaron a suceder estas cosas no le tomé asunto porque no creía en los fantasmas”.
Sin embargo, la preocupación y el miedo aumentaron en julio del año pasado cuando Renata empezó a sentir la presencia de un supuesto ser durante las noches en su habitación.
Siente la mirada de aquel espíritu como una daga sobre su espalda, sin importar la posición en la que se encuentre acostada, cuenta.
“Ese fantasma es infaltable en mi cuarto. Cuando llega el ambiente se pone pesado y la habitación se hace más oscura de lo normal, como que si algo evitara que entre luz. Hasta ahora no he podido verlo porque se mueve. Cuando me quedo despierta igual siento su mirada y no se va hasta el amanecer”.
Además, escucha gritos a lo lejos, lo suficientemente audibles como para sentir miedo. Por eso se coloca audífonos y escucha música a través de su teléfono celular.
“En las pesadillas empecé a ver sombras, fantasmas que dicen mi nombre. Me piden que me quede y eso me da miedo. No recuerdo la última vez que dormí de largo, porque ahora no puedo. Cuando me despierto es difícil que vuelva a dormir. En una ocasión llamé a mi hermano para que escuchara los gritos y desaparecieron”.
Decidió contarle a su ñaño sobre las situaciones que la agobian, pero él no le cree. A su madre aún no se atreve a decirle, puesto que es reacia al tema de los hechos paranormales.
Renata tomó la decisión de dormir en la habitación de su hermano desde enero pasado, pero las pesadillas la siguen. Sin embargo, no ha vuelto a sentir la presencia del supuesto espectro.