La crisis energética en el Ecuador afectó el bolsillo y colmó la paciencia de miles de ciudadanos, quienes no pudieron realizar sus actividades con normalidad.

Nancy Alvarado es propietaria de una panadería en el sur de la capital y casi se le daña el horno tras un apagón. Componerlo le costó 300 dólares y el técnico le recomendó que se comprara un regulador de voltaje para que no se quemara el motor. Si esto sucede, le costaría casi dos ‘lucas’ repararlo.

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Su negocio está ubicado en Solanda, en el sur de Quito, y el corte de energía en esta zona estaba programado para las 07:00, según la empresa eléctrica, pero ocurrió una hora después.

Esta falta de precisión también le afectó, porque ella llamó al panadero para tener listo el producto una hora antes y cuando empezaron a llegar los clientes creyeron que les estaba vendiendo el pan guardado, pero simplemente estaba frío.

En la primera planta de un edificio de Guajaló funciona el call center de una empresa que ofrece servicio de internet. Son cuatro oficinas en las que trabajan 12 personas.

Juan Carlos Gallardo, el encargado de esta sucursal, estaba junto a otros compañeros de trabajo aprendiendo a usar un generador de energía, que compraron apenas supieron que se iba a ir la luz en la capital por ocho horas. El aparato les costó 700 dólares.

Además, analizaban por dónde pasar la media docena de extensiones que compraron para llevar energía a todas las oficinas. “Esta crisis está terrible”.

El presidente de la República, Daniel Noboa, para enfrentar la crisis energética, mediante un decreto ejecutivo decidió que se suspendiera la jornada laboral en el sector público y privado el 18 y 19 de abril.

Esto también provocó confusión e incertidumbre en varios ciudadanos como el abogado Víctor Basantes, quien fue al Complejo Judicial Sur para asistir a una audiencia de divorcio planificada hace tres meses, pero en recepción le indicaron que no se iba a realizar ninguna diligencia.

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Los clientes del jurista llegaron desde la Amazonía para resolver su situación y esta noticia les molestó. “Las autoridades no pueden jugar con el tiempo de las personas”, dijo Basantes.

Otras entidades gubernamentales, como el Registro Civil, atendieron normalmente. Sin embargo, también hubo quejas de usuarios que querían hacer un trámite.

Roberto Vilena fue a sacar la cédula para poder sufragar este domingo 21 de abril. Sacó el turno y cuando fue a pagar el costo del documento de identidad, no encontró una entidad financiera que atendiera por el sector, ya que no había luz. “Me tengo que quedar hasta que regrese la energía eléctrica porque si no, no podré sufragar”.

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