Se cansaron de esperar. Familiares de los cuatro trabajadores que murieron tras el colapso de una estructura en Puembo, nororiente de Quito, el 19 de enero pasado, pusieron una denuncia en la Fiscalía por homicidio culposo en contra del dueño de la obra.

Ellos pretendían conversar con él para que se hiciera responsable de lo sucedido, pero, según Mauricio Suntaxi, cuñado de uno de los afectados, les tuvo ‘pajareando’ por más de una semana.

Dicen que hasta el momento no han recibido un solo centavo para cubrir los gastos fúnebres de las víctimas y los costos médicos para un sobreviviente de la tragedia, quien se recupera en el Hospital Eugenio Espejo.

Marco Rodríguez, hermano de uno de los obreros de origen venezolano, añadió que también fueron al Ministerio de Trabajo y al Municipio para que los ayudaran con información de la obra; sin embargo, en dichas entidades, según él, les pidieron varios documentos y un abogado.

La tarde de ayer se reunieron con un representante de la Defensoría del Pueblo, quien les ayudará para que el proceso legal se agilice. “No murieron perros, son nuestros familiares”, dijo Rodríguez.

Diario EXTRA habló con el dueño de la obra y este prefirió no dar su nombre. Él enfatizó que no es responsable del accidente porque subcontrató a otra empresa, la cual era la encargada de armar la estructura metálica que se cayó encima de los trabajadores.

El representante de dicha compañía también resultó herido en el hecho y se recupera en una casa de salud. “Me contacté con familiares de las víctimas para ayudarlos en lo que pueda. No porque sea el culpable, sino por un compromiso moral que tengo con ellos”.

Sin embargo, Rodríguez y Suntaxi dicen que no han recibido la ayuda ofrecida y esperan que dé la cara.

DRAMA FAMILIAR

Algunos de los obreros eran sostén de hogar. Uno de ellos era Reinaldo Rodríguez, el segundo de cuatro hermanos que llegó desde Cabimas, Venezuela, hace cinco años. “Mantenía a una muchachita de 16 años. Pero con lo que cobraba había ocasiones en las que no le alcanzaba ni para los pasajes”, relató su hermano mayor.

Un dolor semejante atraviesan los parientes de Miguel Bracho, de 52 años, quien también falleció en el accidente. Su hijo, Ángel, contó que tampoco ha recibido apoyo económico para la cremación de su padre, quien también era oriundo de Venezuela y trabajaba como soldador.

Por su parte Lenimar Parra espera que su esposo, Jorge Anaya, se recupere de sus heridas. Al hombre le cayó una viga en su cabeza. Su cónyuge dijo que perdió un poco de masa encefálica y se encuentra en un coma inducido.