Néstor Figueroa Lara, Jeisson Serrano Castillo y Jairo Campas Quiñónez, quien tiene tatuada una imagen de la Santa Muerte en su espalda, son tres de los cuatro detenidos la mañana de ayer en una urbanización de la parroquia La Aurora, en el cantón Daule. Las detenciones se realizaron durante un operativo ejecutado por la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. El cuarto detenido es de nacionalidad venezolana.

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El coronel Marcelo Castillo, jefe del distrito Daule, informó que el operativo, denominado Horus 2, tiene como objetivo contrarrestar la presencia de grupos criminales que operan en urbanizaciones y en casas subarrendadas para actividades ilícitas.

Durante las intervenciones, los agentes incautaron 28,360 dólares en efectivo, cámaras de videovigilancia, candados especializados para contenedores, dispositivos GPS incorporados en los candados (utilizados para el rastreo de cargamentos), 10 celulares, cuatro laptops, municiones y un router.

Además, en uno de los inmuebles se encontró una credencial policial perteneciente a un sargento segundo en servicio activo. Las autoridades están verificando su autenticidad y el propósito para el cual fue utilizada.

Otra fuente policial reveló que el detenido con el tatuaje de la Santa Muerte era uno de los principales objetivos de captura debido a su vinculación con la contaminación de contenedores con drogas. Se hallaron en su domicilio candados especializados, 11 municiones de 9 milímetros y dispositivos para dinamitar contenedores.

"Durante la ejecución del operativo, muchas de las informaciones generadas por parte de la comunidad nos ayudaron en el estado de excepción, ya que anteriormente solo podíamos ingresar a los domicilios con orden de allanamiento. Ahora estamos alertados sobre la presencia de grupos terroristas en las urbanizaciones", dijo una fuente policial.

Se ha verificado que muchas de las denuncias recibidas indican que los guardias de seguridad son reclutados por bandas criminales con el fin de alertar sobre la presencia policial y los operativos.

Es por eso que, en esta ocasión, también se intervino a los guardias de seguridad para evitar que alertaran a las organizaciones criminales. Se les retiraron los teléfonos y se verificó que las compañías de seguridad cumplieran con los parámetros establecidos para el uso de armas no letales y letales.

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