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Las fiestas cambiaron por la pandemia, pero continúan.Cortesía

La nostalgia de los chagras

Las fiestas por los 137 años de cantonización de Mejía se vivieron con pocas actividades. Aun así, no dejaron a un lado sus tradiciones

Juan Cárdenas se siente privilegiado de ser un chagra, una palabra cuyo origen viene de chacra (tierra). Busca en sus recuerdos y se adentra en la hacienda El Porvenir del Pedregal, en el cantón Mejía, al suroriente de la capital. Allí pasó su infancia.

De su abuelo y de su padre aprendió todo lo que hoy sabe de siembra y ganadería. Juan ama la tierra, el paisaje y el olor de la leche fresca.

En julio, Mejía conmemoró sus 137 años de cantonización. Semanas de fiesta debieron vivirse en cada uno de los rincones de la localidad. Sin embargo, los toros de pueblo, el concurso de lazo, los rodeos y el paseo del chagra fueron suspendidos por el estado de emergencia que vive el mundo tras el brote de coronavirus.

A Juan le apena la ausencia de la música, de los cascos de los caballos y las risas de los chagras, pero sabe que ahora no puede ser de otra manera.

Este año la pandemia acabó con el rodeo y las cabalgatas, pero el hombre, de 74 años, sigue levantándose al alba para ordeñar sus vacas y encargarse de la tierra. Mientras que en su tiempo libre fabrica con el cuero de los toros la indumentaria para los caballos y las vetas con las que enlaza a los toros bravos. Tiene el don, “es una herencia”, dice.

El paseo del chagra

Hace más de 35 años se empezó con el Paseo profesional del Chagra, pero como recuerda Juan, a la cita apenas llegan unos treinta hombres, vestidos con poncho, sombrero, bufanda y zamarro.

“Bajamos a caballo hasta el mercado de Machachi para invitar a la gente, cuando nos vieron cientos de personas se sumaron al paseo”, rememora entusiasmado el expresidente y fundador de la Asociación Cofradía del Chagra (Acocha).

Esta organización es la encargada de algunas de las actividades que se realizan para conmemorar las fiestas del cantón. En 2020, a diferencia de años anteriores en que los festejos duraban más de dos meses, la agenda se limitó a unos cuantos eventos presenciales con pocos asistentes y varias charlas digitales.

“Los tiempos han cambiado, y aunque las actividades de los chagras no tanto, la realidad en el mundo es otra”, narra Cárdenas, quien anhela esas tardes en las que el único medio de transporte era el caballo.

Francisco Aulestia también siente nostalgia al pensar en los días en los que su abuelito le enseñó todo lo que debe saber un chagra. “Se nace, pero también se hace. Soy chagra por herencia, pero también hay gente que llegó de afuera, le gustó la tierra y se quedó”, explica Francisco, el presidente más joven de la asociación de chagras.

Tiene 31 años y un vasto recorrido por las actividades agrícolas y ganaderas del lugar. Su dominio en el manejo de los animales y su experiencia con el lazo lo han llevado a representar a Machachi en rodeos en Latacunga y Ambato.

No podría ser de otra manera para alguien que creció saboreando el típico “cocinado”, una combinación de papas, choclo, habas y melloco acompañados de un trocito de queso. “La gastronomía de Machachi es muy variada, hay desde cuy y llapingacho hasta yahuarlocro. Esas tradiciones no se pierden”, precisa. 

Afectados por la pandemia

La crisis económica actual que ha generado el coronavirus también ha ‘golpeado’ a los comuneros.  El precio de la leche es mucho menor que en meses anteriores, asegura Francisco Aulestia, aunque reconoce que al menos la mayoría de la gente vive de los productos agrícolas que producen.

Todas las empresas que existen en la zona están ligadas, de alguna manera, al sector agropecuario. “Aquí hay fábricas de productos lácteos, lavadoras de papas y otras similares. Aunque es bastante variado, la crisis ha reducido los empleos para muchos”, concluye.

Mascarillas para evitar contagios

Fueron pocas las actividades que Acocha logró cumplir. Entre esas, una especie de cabalgata al páramo, en la que participaron pocas personas, manteniendo su distancia y usando mascarillas.

Antes se realizaban carreras de caballos, de burros, concursos de barriles y se elegía al chagra del recuerdo. Rubén Amable Yánez, abuelo de Francisco, fue elegido con ese galardón más de una vez.

Se han realizado pocas actividades presenciales. Se hicieron con mascarillas.Cortesía