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Los ochenteros prefieren “vacilar” en las matinés para regresar temprano a casa y evitar ser víctimas de la inseguridad que afecta a Guayaquil.Carlos Klinger / EXTRA

Con las matinés retro ya no hay excusa para aburrirse

Los empresarios ahora abren sus locales para amas de casa y abuelos ochenteros, quienes inician la farra a partir de las dos de la tarde para regresar temprano a sus hogares y evitar la inseguridad

La vida nocturna en Guayaquil se reinventa para no morir. El declive de la diversión dejó sin movimiento a la llamada Zona Rosa y a sectores como Urdesa y Alborada, donde se concentraban el mayor número de bares y discotecas. Aunque intentan reactivarse, son muchos los locales que han cerrado por diversos factores, el principal: la inseguridad.

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Ante la resistencia de sucumbir, los dueños de este tipo de negocios decidieron implementar las llamadas matinés retro, para que la farra inicie temprano. Por un pago mínimo por persona, parejas, así como grupos de familias y amigos, de entre 40 y 65 años o más, acuden las tardes de cada fin de semana a bailar al son de la música ochentera y a refrescarse con un vaso de cerveza.

La camaradería es tan grande que, aun sin conocerse, todos se agrupan. Juan Carlos Ramírez, administrador de un restobar ubicado en la Zona Rosa, recuerda haber atendido a un adulto mayor en silla de ruedas. Y es que para divertirse, la edad no es un requisito.

Los farreros, algunos de los cuales se distinguen por sus incipientes canas, se aventuran a lanzarse al piso para ejecutar movimientos atrevidos de su juventud. Algunas mujeres se menean despacio o bailan en grupos de tres o cuatro. Eso sí, todas levantan las manos y corean las canciones de su época.

Señoras de todas las edades disfrutan de las fiestas que se realizan los fines de semana.Carlos Klinger / EXTRA

“Esto empieza desde las tres de la tarde y termina a las siete de la noche, tiempo suficiente para que los clientes se vayan contentos”, dice Ramírez.

La razón de ese horario que se implementó durante los jueves, viernes, sábados y feriados es por prevención ante la delincuencia que campea en la ciudad. “Lo importante es que se diviertan, no dejarlos aburrir. Hacemos concursos de baile, hay Zumba y música en vivo, voy de mesa en mesa para animarlos y ellos son felices”, enfatiza Ramírez.

Comentó que todo se dio tras las sugerencias de muchas personas que querían un sitio donde pasarla bien con música de los 80 y luego salir temprano. Pasadas las ocho de la noche, el local retoma su actividad habitual con todo tipo de música.

Un imán para adultos

Juan Mazón, quien tiene 36 años como DJ, decidió seguir con las matinés retro en su local que está cercano a la Universidad Estatal de Guayaquil.

“Es impresionante. Aquí vienen las abuelas a bailar música disco y a cantar los temas de Tormenta, Los Iracundos, baladas viejas”, explica Mazón, quien al igual que Ramírez, implementó un pago módico con el fin de que sus clientes pudieran divertirse sin el temor a ser asaltados por salir tarde.

La propuesta de estos bares se convirtió en un imán para los adultos, de las generaciones Baby boomers y X, que alguna vez visitaron las discotecas de renombre en la década del 80, como Infinity, Recuerdos, El Bucanero, Sophy’s, Epicentro, 300 Millones y otras.

En la discoteca Juan Daiquirí, las fiestas son exclusivas para ochenteros y se celebran los sábados, de 14:00 a 19:00.Carlos Klinger / EXTRA

“Solo para los ochenteros, abrimos todos los sábados, desde las 14:00 hasta las 19:00, luego seguimos con nuestra programación habitual. Quisimos hacerlo los domingos, pero no resultó”, dice el DJ.

Dayse Miranda, ama de casa, es una de las más interesadas en disfrutar de esa propuesta. Dijo estar formando un grupo con amigas y familiares para correr a divertirse, ya que le atemoriza estar fuera de casa, pasadas las ocho de la noche.

El único sitio que ponía tan solicitado repertorio musical y que inició con dicha temática cerró sus puertas luego de la pandemia, pero reabrió y siguió dentro de un club local. “Actualmente atendemos a los clientes solo viernes y sábado, desde las 18:00 hasta las 03:00, horario que lo hemos mantenido desde que abrimos hace 20 años”, explica Juan Carlos Llerena, administrador del local.

Las limitantes

Según Patricio Pareja, presidente de la Asociación de los centros nocturnos de Guayaquil, además de la inseguridad, son varios los factores que han limitado la actividad nocturna de la ciudad, llevando a cerrar muchos locales.

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“Primero fue la pandemia, a esto súmale la falta de dinero, la gente ya no sale como antes porque no tiene dinero o prefiere ahorrar. Los toques de queda, los continuos estados de excepción y los apagones terminaron por aniquilar la vida nocturna”, lamenta Pareja, quien pese a todo ha logrado mantener a flote su bar, que durante 15 años ha sido ícono de la movida GLBTI (Gais, Lesbianas, Bisexuales, Transgénero, Transexuales e Intersex). Tiene otra discoteca que solo la alquila para eventos. “Es demasiado grande para la poca gente que va, antes era una locura, estaba a reventar”, relata.

Hubo noches durante el aviso de cortes de luz que le tocó alquilar una planta eléctrica móvil para no perder la clientela.

Según sus datos, de 40 locales en la Zona Rosa, solo 15 han logrado abrir. En Urdesa, la cifra es similar, mientras que en la Alborada el 95% ha cerrado, quedan 4 o 5, entre ellas las salsotecas. En el centro y en el suburbio menos de 10 centros nocturnos, incluidos los rooftops, se mantienen todavía.

La movida GLBTI también está golpeada

Los locales GLBTI también han sufrido por el embate de los factores antes mencionados. El ‘boom’ de la movida ‘queer’, que a finales del 90 y durante la década del 2000 abrió las puertas de diversas discotecas de ambiente, decayó estrepitosamente.

Lugares como El club, Vulcano, Mr. Frog, Agua de luna, Colors, Plain Bar y muchos más fueron desapareciendo. Actualmente, menos de 5 lugares de ambiente se mantienen abiertos. Por su parte, Madre Paz, un local GLBTI que cerró, se reactiva para realizar, con éxito, cada cierto tiempo eventos privados itinerantes.

En la Zona Rosa, bar El Colonial también abre sus puertas los fines de semana por la tarde para los farreros de 40 años en adelante.Carlos Klinger / EXTRA

Nathalia Espinoza, Miss International Trans 2024, dice salir poco. Prefiere estar en su casa, o reunirse con amigos en algún sitio cerrado, antes que exponerse al peligro de las calles.

Antes la Zona Rosa pasaba ‘full’ de lugares de ambiente, había para escoger. Todo se perdió a raíz de la pandemia y ahora con la delincuencia”, comenta Espinoza.

Pareja tiene la esperanza de que la vida nocturna en Guayaquil se recupere y vuelva a ser como antes, activa y vibrante.

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