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Joven con esquizofrenia muere con signos de tortura, en Sangolquí
El administrador de un centro de rehabilitación y uno de sus empleados serían los responsables del delito. Ambos recibieron prisión preventiva
Dos sujetos llevaron el cuerpo sin vida de Steven Ernesto Benítez Paredes hasta el Hospital Básico de Sangolquí, al oriente de Quito, aduciendo que horas antes lo encontraron mal herido en una parada de buses.
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Sin embargo, luego de unas primeras indagaciones, la policía detuvo a los supuestos buenos samaritanos, pues serían quienes lo asesinaron.
El hecho se registró la mañana del 4 de mayo. César Solís y Diego Villegas llegaron asustados hasta el área de emergencia de la casa de salud con el cadáver del joven de 25 años e indicaron al médico de turno que lo hallaron maniatado, golpeado y agonizando en el sector de Alangasí.
El galeno dudó de la versión que dieron los sujetos porque luego de hacer una revisión al cuerpo se percató de que este tenía señales de tortura y que, por lo menos, llevaba seis horas muerto.
Investigación
Personal de la Dirección Nacional de Muertes Violentas (Dinased) llegó al hospital para levantar información y entrevistar a los sujetos que llevaron el cuerpo de Benítez.
Solís cambió la versión que en primera instancia les dio a los médicos, pues a los policías les dijo que él y Villegas habían rescatado a la víctima tras haberla encontrado maniatada en la casa de su propio padre.
Según los ‘buenos samaritanos’, el joven sufría de esquizofrenia y tuvo un ataque de ira, lo que lo llevó a golpear a su progenitor y dejarle el ojo morado. Y el padre, como castigo, lo habría amarrado.
Solís añadió que vive cerca de la casa de la víctima y junto a Villegas fue a rescatarlo, para llevarlo a la casa de salud.
Sin embargo, esta historia quedó desvirtuada cuando los agentes se contactaron con el padre de Benítez y le contaron sobre la situación. El hombre llegó al hospital y reconoció a Solís como el administrador de un centro de rehabilitación para personas con adicciones. Intentó golpearlo, pero los agentes policiales lo detuvieron.
Luego precisó que el 2 de mayo llevó a su hijo hasta dicho centro porque el joven tenía esquizofrenia y consumía estupefacientes. Enfatizó que lo dejó en buen estado físico, sin golpes. Y que les había advertido a los trabajadores que cuando estaba en abstinencia solía ponerse agresivo.
En ese momento Solís cambió nuevamente su versión. Dijo que cuando llegó al establecimiento, encontró en el suelo a Benítez, quien estaba pálido. Preguntó a sus empleados qué había pasado y Villegas le comentó que el joven se había golpeado contra las paredes.
La policía llevó a ambos ante las autoridades y recibieron prisión preventiva por el delito de asesinato.
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