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Guayaquil: Esposa e hija de ciclista muerto en la vía a la costa lo esperaban para ir a la iglesia
En junio pasado la muerte de un abuelo y sus dos nietos, en la misma vía, lo dejó devastado
Pedro Alberto Quijano Santos anhelaba regresar pronto a su domicilio. Allí lo esperaban con ansias su esposa y su única hija para juntos acudir a una iglesia cristiana, como lo hacían cada domingo. Sin embargo, aquella mañana una tragedia evitó que volviera a su casa, fue embestido por un auto, cuando iba a bordo de su bicicleta.
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El percance se registró en el kilómetro 11 de la vía a la Costa, en sentido Playas-Guayaquil. Pedrito, como lo llamaban de cariño sus familiares y amigos, fue impactado por un carro, color plomo, cuyo conductor huyó del lugar.
El cuerpo del guayaquileño, quien el 15 de abril pasado cumplió 46 años, quedó junto a su liviano vehículo, en el carril central de la vía. Fue auxiliado por otros ciclistas, con quienes hasta minutos antes había compartido una mañana deportiva, relató Karina Marín Ramírez, su esposa, parada frente al féretro donde reposan los restos de su amado.
La señora recordó que Pedro salió de su casa ubicada en la ciudadela Miraflores, en el norte porteño, a las 05:00, para hacer ciclismo, deporte que realizaba hace 12 años.
“A las nueve me llamó un amigo de mi esposo para decirme que había tenido un accidente y que estaba en el hospital. Llegué media hora después a la casa de salud, los doctores me dijeron que ya había sufrido dos infartos. El tercero fue a las 10:30, no resistió más y murió. Él estaba de retorno, llegó hasta la parroquia Chongón y se adelantó a sus amigos para reunirse con nosotras”, contó con tristeza.
Sostuvo que el pasado 18 de junio, cuando en la misma vía fueron arrollados un abuelo, Bosquito de Jesús Mora, y sus nietos, de 17 y 15 años, Pedrito quedó impactado por este hecho y pidió a Dios no pasar por una tragedia similar.
“Devastado me dijo: ‘Mira, mija, es el mismo lugar donde suelo hacer ciclismo con mis amigos, siempre paso por ahí’, nunca imaginé que viviríamos la misma desgracia por la culpa de un conductor irresponsable. En este caso, la persona que iba al volante se dio a la fuga y dejó abandonado el carro”, manifestó Karina.
Hasta febrero de 2020 Pedro Alberto se desempeñó como profesor de Matemáticas e Inglés, al quedarse sin empleo, a raíz de la pandemia por COVID-19, se dedicó a varias labores que le permitían tener ingresos para sustentar los gastos de su hogar.
Actualmente instalaba muebles de cocina y vendía productos de nutrición.
Su esposa lo describe como un hombre responsable, que veía por los ojos de Tamara, su única hija. “Murió haciendo lo que tanto le gustaba: ciclismo, actividad que realizaba los martes, jueves y domingo, a veces se iba hasta Playas e incluso a la Sierra”, rememoró la viuda.
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