Los parientes de la niña asesinada y ultrajada en Panguintza, Zamora Chinchipe, cavaron la tumba en la que reposarían sus restos mortales. Con palas, picos y la tristeza a cuestas, la familia se reunió este domingo 1 de septiembre en el cementerio de esta localidad, donde todavía no se puede creer tan atroz crimen.

La menor de edad, de 11 años, fue hallada en medio de matorrales en una localidad llamada Los Laureles, la noche del 30 de agosto. Su desaparición fue reportada luego de que no llegara a casa y el principal sospechoso es su abuelo, a quien la niña le decía “papá”, detalló un allegado.

“Ella pasaba con él. El señor se dedicaba a vender sus productos agrícolas, como plátanos, en Yantzaza. La niña solía quedarse sola y le gustaba ir a donde sus amigos a jugar. Era muy humilde y tranquila”, aseveró su ser querido a este Diario.

Ante esta desgracia, nueva información se ha revelado sobre cómo ocurrió todo. La madre de la pequeña narró a la Policía que a las 19:00 de esa fecha, su hermano la llamó para contarle que la muchacha no aparecía.

Angustiada, la progenitora corrió hasta donde las amigas de escuela de su hija y les preguntó por ella. “Les dije si había venido a jugar, pero me contestaron que no”.

Al tiempo, el implicado había ido a la casa de una vecina para preguntar sobre su nieta. Entretanto, la mamá de la desaparecida acudió hasta su casa y vio a su hermano llorando amargamente. “Me dijo que mi hija había muerto cerca del río”, lamentó la mujer.

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El mismo abuelo fue quien llevó a los parientes hasta el lugar exacto donde yacía la pequeña sin vida. Mientras lo hacía, no lloraba ni mostró un ápice de remordimiento, contó la madre de la víctima.

Es más, a uno de sus hijos le dijo que no hiciera tanta bulla y no exagerara, lo que despertó las sospechas sobre el hombre. Cuando arribaron hasta el lugar, vieron la escena que reveló la forma macabra en que asesinó a la niña (ver infografía).

Según los indicios encontrados, es probable que para acabar con su vida se usaran dos piedras, las cuales estaban cerca de los restos y con manchas de sangre, que serían de las dos heridas que la menor tenía en su cabeza. Aunque lo más trágico fue conocer que el cadáver estaba quemado en su totalidad, posiblemente con la intención de borrar el rastro del crimen. El hallazgo ocurrió cerca de las 19:00.

Las versiones de la madre así como del tío de la víctima permitieron detener al abuelo de la asesinada. Fiscalía informó que el caso fue catalogado como un femicidio y también como una violación incestuosa, por lo que el procesado está con prisión preventiva.

Un pariente de la niña explicó que la condición en la que fue hallado el cuerpo hizo que la velación se hiciera rápidamente. “Tuvimos que hacer las honras fúnebres solamente una noche. El sepelio está previsto que lo hagamos este mediodía (1 de septiembre)”.

Fue por ello que la misma familia se encargó de cavar la tumba para darle el último adiós a la pequeña víctima.

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