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Enigmas: La historia de un quiteño que fue golpeado por una sombra maligna
Joel Romero asegura que un ser quería llevarlo hacia un hueco y lo atacó físicamente, en una casa que alquiló cerca del Centro Histórico de Quito
Joel Romero perdió su tranquilidad cuando se mudó a vivir en un pequeño domicilio cerca del Centro Histórico de Quito, en febrero pasado, porque un espíritu lo acosó y le causó lesiones físicas. Se despertaba con rasguños, moretones y golpes en sus brazos y piernas.
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La actividad paranormal, asegura el joven, se iniciaba al caer la noche. Le encendían y apagaban las luces, abrían con fuerza las puertas de los cuartos, sentía que lo espiaban y escuchaba una voz que repetía: “vamos, Joel...”.
Sin embargo, según su relato, lo más terrorífico era en los momentos que dormía porque tenía pesadillas. En estas se le aparecía un alma que vestía una túnica negra y repetía la frase: “vamos, Joel”, y lo seguía para intentar llevárselo.
El quiteño decidió mudarse de la casa de sus padres tras recibir su título universitario en Gestión Empresarial. Él pensó que había alquilado un lugar que le ayudaría a estar tranquilo en su nueva etapa, pero este se convirtió en un escenario de hechos raros.
“Desde que llegué a esa casa empecé a escuchar esa voz, pero se oía a lo lejos y no lograba identificar de dónde provenía. También empecé a sentir que alguien se paraba atrás de mí y me seguía por toda la casa”, relató.
Durante los dos primeros meses, él no dio importancia a estos eventos porque al domicilio solo llegaba a dormir. Además, consideraba que la voz que escuchaba era de un vecino y el viento ocasionaba que las puertas de los cuartos se abran y las cosas se caigan al piso.
Pero el terror invadió a Joel cuando empezó a ver una sombra en su cuarto y despertaba con moretones y golpes.
“Una madrugada me desperté porque estaba soñando que esa sombra me quería llevar hacia un hueco que había en el piso, y cuando abrí los ojos vi a esa sombra sentada en una silla que tenía en el cuarto. Me quedé congelado hasta que esa sombra se esfumó”, acotó.
A partir de este hecho, Joel empezó a tener dificultades para dormir. Recién cuando amanecía, aproximadamente a las 06:00, podía cerrar los ojos, pero a las 07:30 ya debía levantarse para ir a su trabajo. Así estuvo por casi un mes más.
“Cuando me quedaba dormido, así sea unos cinco minutos, me despertaba con esas marcas, y cada vez eran más dolorosos. Incluso, la sombra empezó a aparecer más seguido, casi a diario la veía en la casa”, contó.
Estos ataques paranormales lo empujaron a pedir posada a un amigo, donde volvió a encontrar su tranquilidad porque no se le apareció la sombra y tampoco tuvo pesadillas.
Por esta razón, buscó respuesta con un curandero, quien, tras realizar una limpia en la casa, le indicó que un alma maligna lo molestaba.
“Una vez que me enteré de esto, le pedí a mi amigo que me ayudara a sacar mis cosas y me fui de esa casa. Nunca más volví a ver esa sombra”, dijo.
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