La marcha por el Día Internacional de la Mujer en Guayaquil comenzó con un fuerte y claro mensaje: “Señor, señora, no sea indiferente, nos matan y nos violan en la cara de la gente”. Este poderoso clamor de las manifestantes recorrió cerca de 30 cuadras, comenzando en la intersección de las calles Quisquis y Tungurahua, y culminando en la calle Panamá. El evento fue organizado por el Movimiento Feminista de Mujeres y Disidencias en Resistencia, reuniendo a cientos de activistas y colectivos feministas que luchan por los derechos de las mujeres.

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A lo largo del recorrido, las demandas fueron claras y visibilizadas en pancartas, consignas y en los rostros de las participantes. Algunas de las principales exigencias fueron la tipificación de la violencia vicaria, el derecho al aborto en cualquier circunstancia, la reducción de la brecha salarial y la solicitud de mayores recursos para la educación pública. Las manifestantes dejaron en claro que la lucha por la igualdad de género sigue siendo una prioridad.

Voces de esperanza y resistencia

Génesis Rodríguez, estudiante de la Universidad de Guayaquil, expresó su deseo de ver un mundo más justo para las futuras generaciones de mujeres. “Quiero que mis hermanas, las niñas que vienen, tengan un mejor lugar. Creo que aún nos falta mucho por lograr”, afirmó Rodríguez. Por otro lado, Sandra Rivera, activista habitual en estas movilizaciones, compartió su experiencia: “En las calles no podemos estar tranquilas, siempre hay alguien acosándonos”. La marcha de este 8 de marzo, como cada año, fue un recordatorio de la constante lucha por la equidad de género.

Justicia para los cuatro niños de Taura

Uno de los momentos más emotivos de la marcha fue el homenaje a los cuatro niños asesinados en Taura. Familiares de las víctimas, junto con los asistentes a la protesta, alzaron la voz exigiendo justicia. El eco de sus gritos resonó fuertemente, exigiendo respuestas ante esta tragedia que sigue marcando a la sociedad.

Tránsito afectado

Durante la marcha, el tráfico en varias zonas del centro de Guayaquil se vio interrumpido, y la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) reguló el flujo vehicular. Aunque la paralización generó inconvenientes, muchos conductores expresaron su apoyo a las demandas de la movilización, comprendiendo la importancia de la causa. La Policía Nacional acompañó el recorrido para asegurar la seguridad de los participantes, y la manifestación transcurrió en un ambiente de resistencia pacífica.

La marcha en Guayaquil fue un recordatorio de que la lucha por la igualdad de género y contra la violencia sigue siendo urgente, y que las voces feministas no dejarán de exigir justicia hasta ver cambios reales en la sociedad.

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