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Crisis carcelaria: ¡Privadas de la libertad aún lloran a los masacrados!
Mujeres privadas de la libertad de Guayaquil temen que existan nuevos motines. Aseguran que han perdido familiares en la masacre del 23 de febrero.
Acorraladas entre los tres centros de privación de libertad de varones... así se sintieron las más de mil internas de la cárcel femenina de Guayaquil, el 23 de febrero, día de la masacre.
Diario EXTRA contactó a un grupo de mujeres que cumplen sentencias por diversos delitos en aquel centro. Ellas contaron la tristeza y angustia que vivieron durante la última semana de mes pasado.
Escuchaban llantos y lamentos en los cinco pabellones de la cárcel. Esto porque hubo internas que perdieron familiares en los amotinamientos que dejaron 81 fallecidos, comentó una de la privadas de libertad quien se identificó como Andrea.
Ella sostuvo que el reclusorio geográficamente está ubicado entre la Penitenciaría, el Centro de Detención Provisional y la Regional 8, por ello siempre que existen reyertas en cualquiera de los establecimientos, ellas temen que ingresen hasta sus pabellones.
“El día del problema nos encerramos en nuestras celdas. Escuchábamos los disparos como si fueran junto a nuestra pared. Era un ambiente pesado, muchas chicas lloraban por amistades, esposos, hermanos fallecidos”, relató Lorena y cuyo nombre fue cambiado por protección.
Ella también recuerda que la semana de los motines la comida no entraba al centro carcelario de mujeres, pese a que en este no hubo problemas. “Nos daban el alimento en la tarde, cuando calmaban en algo los relajos. Por eso nosotras tampoco queremos que existan estos problemas, porque nos perjudican. Todos los castigos también vienen para el grupo femenino”, señaló Andrea.
Angustia
Las internas comentaron que en la actualidad, “aunque no hicimos nada, algunas prefieren no recibir visitas, pero otras sí necesitan apoyo moral porque han perdido a sus esposos y ahora están solas, botadas y sin ayuda de nadie”, afirmó una de las detenidas.
Por otra parte, señalaron que tienen pocos minutos de recreación, esto por el COVID. “Solo salimos a los cursos, lavar la ropa y nos dejan distraer la mente un momento en el patio”, refirieron.
En cuestión de alimentos aseguraron que ellas no tienen muchos problemas, como en las cárceles de hombres, esto porque no hacen peleas que inciten a castigos mayores.
“El economato (tienda de víveres) de nosotras es mejor que el de los hombres. Hay cosas que ni imaginamos que íbamos a tener aquí dentro”, finalizó Lorena.
Diario EXTRA consultó a una de las voceras del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI) sobre la situación de las mujeres detenidas, y solo manifestó que las internas están un poco angustiadas, pero realizando sus actividades dentro de la normalidad.
"No todas son santas"
La situación de riñas es como en todas las cárceles, aseguró Andrea. Ella acepta que existen etapas tranquilas y conflictivas.
Esta misma interna agregó que las peleas en la cárcel de mujeres de Guayaquil son por chismes, aseo y celos, que es lo más común.