Luis Ati lloró desconsoladamente afuera del Ministerio de Defensa, en el centro de Quito. Con sus manos temblorosas sacó un gorro tricor que forma parte del uniforme militar del Ejército ecuatoriano. Lo besó. Lo abrazó. Miró al cielo.

Esta prenda le pertenecía a su hija, la subteniente Aidita Ati, quien fue asesinada en el Fuerte Militar Napo, en la provincia de Orellana. El lunes 29 de julio se cumplía un mes del crimen.

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Por eso, Luis, su esposa, allegados y amigos de la víctima hicieron un plantón afuera del ministerio. Pedían justicia por el caso y exigían que los responsables del hecho paguen por lo que hicieron.

El progenitor se acerca a paso lento hasta una gigantografía en la que está impresa una fotografía de su hija cuando se graduó como subteniente.

La acarició, se arrodilló frente a esta, volvió a llorar y pidió justicia. Aseguró que este mes ha sido el peor de su vida. “Me quitaron a mi ‘ratoncita’. La luz de mis ojos”.

El afligido hombre hizo un llamado a las Fuerzas Armadas para que exista colaboración en la investigación. Además, criticó el hecho de que dentro de la institución no se haya abierto un sumario administrativo por el presunto femicidio de su hija, sino solo por la fiesta clandestina.

Mientras los allegados de la familia avanzaban con carteles hasta las vallas que impedían el paso al Ministerio de Defensa, Luis y su esposa fueron llamados por unos militares, quienes los acompañaron al interior de la institución.

Cuatro oficiales son procesados por el delito de femicidio: dos mayores, un teniente y un subteniente, quienes tienen prisión preventiva y permanecen en la Cárcel 4, en el norte de Quito.

Ellos son sospechosos de haber violado y asesinado a la oficial de 25 años. Dos de ellos presentaron rastros de haber sido rasguñados.

La instrucción fiscal tenía que concluir ayer, pero el proceso podría alargarse luego de que la Fiscalía solicitó una audiencia de vinculación para el subteniente Luis Fierro y la capitán María Vaca, quienes presuntamente vieron a la víctima antes de que hallaran su cuerpo sin vida dentro.

El primero, al parecer, entró a su dormitorio y vio que estaba dormida; mientras que la segunda habría sido quien autorizó que los implicados llevaran a Aidita a su cuarto. La diligencia se realizará la mañana de este martes 30 de julio.

La abogada de la familia, Paola Montoya, señaló que también esperan que se entreguen los resultados de las pruebas de ADN que les hicieron a los cuatro sospechosos, para cotejarlos con las muestras de un líquido blanquecino que encontraron en las partes íntimas de la víctima. Tampoco ha llegado la información de la extracción de los teléfonos de los implicados y de Aidita.

Mientras tanto, Luis permanecerá vigilante del proceso para que se haga justicia por el caso de su hija. Entre sollozos recuerda que una vez ella le prometió que un día iban a lanzarse juntos de un avión, porque ella tenía el curso de paracaidista, “pero eso nunca se cumplirá”, dijo el padre.

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