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A23a: El iceberg más grande del planeta se detiene en aguas del Atlántico Sur
El iceberg A23a frena su avance tras años a la deriva ¿qué dicen los científicos sobre su futuro?
El iceberg A23a, considerado el más grande del mundo, ha quedado encallado a aproximadamente 70 kilómetros de la isla Georgia del Sur, con una superficie de 3.672 kilómetros cuadrados y un peso estimado en casi un billón de toneladas.
La trayectoria del A23a había generado preocupación entre los científicos debido al posible impacto en los ecosistemas marinos de la región, en especial en las colonias de pingüinos y focas que dependen de las aguas circundantes para su alimentación. Sin embargo, su reciente encallamiento podría reducir estos riesgos.
A la deriva por décadas
Desde su desprendimiento en la década de 1980, el A23a había permanecido atrapado en el fondo marino del mar de Weddell. En 2020, las corrientes oceánicas finalmente lo pusieron en movimiento, dirigiéndolo hacia el Atlántico Sur. A finales de 2024, su avance se ralentizó debido a una interacción con una montaña submarina, lo que llevó a su eventual detención en marzo de 2025.
A pesar de la preocupación inicial de los investigadores del British Antarctic Survey (BAS), la actual posición del iceberg podría ser una ventaja para la fauna local. "Si el iceberg sigue encallado, esperamos que no afecte de manera significativa la fauna local", afirmó el oceanógrafo Andrew Meijers.
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Riesgos para la fauna
El principal temor radicaba en que el A23a bloquease las rutas de alimentación de especies clave en la isla Georgia del Sur. Sin embargo, al mantenerse inmóvil en la plataforma continental, el impacto podría ser menor de lo previsto, pero su futura fragmentación podría representar nuevos desafíos.
Según los expertos, es probable que el iceberg comience a descomponerse debido a la exposición a aguas más cálidas y a la tensión generada por su encallamiento. "Ahora que está detenido, es aún más probable que se rompa debido al aumento de tensiones, pero esto es prácticamente imposible de predecir", agregó Meijers.
A pesar de su inmensidad, los grandes icebergs que han seguido esta ruta en el pasado han terminado fragmentándose y derritiéndose rápidamente. Si el A23a sigue este patrón, su desintegración podría generar pequeños icebergs que representarían un peligro para la navegación y la pesca en la región.
Aunque la crisis climática no fue la causa directa del desprendimiento del A23a, el calentamiento global está provocando cambios significativos en la Antártida, con posibles repercusiones en el nivel del mar y los ecosistemas polares, mientras tanto, los científicos continúan monitoreando de cerca la evolución de este iceberg gigante, cuyo destino sigue siendo incierto.
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