Aquel jovencito que cautivaba a las chicas con su voz al ritmo de su tema ‘Prisionero’, hoy luce unas cuantas canitas. El cantante ecuatoriano Jorge Luis del Hierro admite que no es el mismo ‘chamaco’ que inició ‘camellando’ en el mundo artístico.

Cuenta que creció, conoció el amor y hasta se hizo padre. Y la música ha sido su diario vivir desde hace 20 años, cuando empezó a cantar de manera profesional. Aunque dice que fue a los 15 cuando dio sus primeros pasos.

“Le debo todo a la música. Maduré en medio de las letras y sonidos. Tengo dos hijas que cantan muy bonito, no sé si quieren ser cantantes, solo las apoyo en lo que deseen, porque sé lo difícil que es”, menciona.

HERENCIA MUSICAL

Noelia, de 8 años, y Olivia, de 5, “cantan bien bonito”, dice. Han estado en clases de piano, son parte del coro del colegio, pero no les exige, para él lo fundamental es que disfruten.

La mayor tiene un oído increíble, no solo es capaz de imitar voces, sino de escuchar una canción y cantarla en el mismo tono de la persona que la está interpretando.

Como anécdota de sus pequeñas, recuerda que al principio les costó mucho porque la gente se acercaba a pedirle fotos y ellas pensaban que se trataba de algo malo. Pero con el pasar del tiempo ‘cacharon’ la idea de que él ‘camella’ en la música. Ahora lo ven totalmente normal y hasta saben cuando él anda de giras.

“En mi casa todos saben que cuando papá no está es porque está trabajando. Mi esposa y mis hijas lo entienden”, explica.

SU CARGO

Actualmente es el vicepresidente de Sarime, una entidad de gestión que cuida los derechos de interpretación de los cantantes e intérpretes.

“Se ayuda de muchas formas y para mí es importante eso. Aprendí a valorar a los músicos y artistas y, especialmente, a los viejitos que quizá ya no suenan en la radio, pero que dedicaron su vida a esto. Hay compositores, guitarristas, saxofonistas que son olvidados”, justifica.

Para Jorge Luis, es indispensable que los artistas se mantengan unidos y así logren defender la música en todos los aspectos y que hagan valer sus derechos.

“Tengo 40 y ya me pone a pensar en cómo haré de viejito, ahora imagínense ellos, aquellos cantantes que quedaron en el olvido (...) Soy bendecido en mi carrera porque, pese a lo mucho o poco que hice, la gente me sigue contratando en eventos y me brinda un abrazo y el apoyo”, finaliza.