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James Rodríguez es el ‘cerebro’ de la selección colombiana en la Copa América.ERIK S. LESSER / EFE

Copa América: Llegó la hora de James Rodríguez

El Mago Rodríguez por la gloria, que le salió escurridiza. Los mirones bailan en chulla pata: millones asistirán al que será el partido del año

Las batallas del hombre se libran en el alma. James Rodríguez -volando bajo tras pasmarse en su paso por Real Madrid y ninguneado en Sao Paulo- decidió que esta copa, a sus 32, se la beben él y su combo. Messi, con 37, decidió ser campeón mundial.

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Esta raza de cracks no se resigna al estado de las cosas: las voltean. Es lo que hoy ocurre con James el Mago y la selección Colombia: cacharon que el grito de Dartagnan, el de uno para todos y todos para uno, sí corre en cancha.

Messi y James lo viven. El norteño, a tope: entre sus artilleros atacan francotiradores como Luis Díaz y su tropa. Ellos, al primer cuarto de hora de su semifinal con Uruguay, se tomaron el campo; pero la Celeste pudo llevarse el partido

Núñez -a los 16, 22 y 27- perdió tres goles. En su banquita, Bielsa hervía. Al frente, los de James: con uno menos -el quita todo Muñoz, desde los 45- los colombianos sostienen el preciso cabezazo de Lerma que, a los 38, movió el tablero.

Colombia se impuso por 1-0 en un reñido juego ante Uruguay.ERIK S. LESSER / EFE

Lorenzo cierra con cinco al fondo, incluyendo a Jerry Mina, y cuatro al medio. Díaz arriba, solo contra el mundo. Uruguay trepó todo el equipo. El Pistolero Suárez, que a los 65 saltó al cambio, a los 71 le pegó al vertical. Ante el vendaval charrúa, la amarilla pudo cerrar el pleito: Uribe al 87 y al 93; repite y sacude el horizontal.

Colombia - invicto 28 juegos- llega a finales de Copa América que la ganó en su tierra, hace 23 años. Esa vez, Argentina -con Bielsa en su cuarto de hora- no llegó al torneo; tampoco Canadá. Las FARC y los narcos llenaron la copa de incertidumbre y miedo.

Colombia llega con un explosivo juego de conjunto, que potencia el efecto James y los poderes de, entre otros, Uribe, Borré, Sinisterra y Díaz; factoría de peligro. Argentina no anda pepa, pese a sus todos estrellas, que se acomodan para que brille Messi.

Leo muestra que los años restan explosión y esconden ideas, que no fluyen como antaño: no está para partidos completos y, en cancha, luce a la mitad de sus condiciones. Colombia llega mejor vestido a la fiesta. ¿Y si Argentina se la da bailando?

Los que sí van a bailar en chulla pata son los mirones: los millones de hinchas de todo el mundo que asistirán a lo que, seguro, será el partido del año. ¡Hágale, Colombia!

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