No tiene nombre y nadie lo ha reclamado. Un perrito negro mestizo aún lucha por recuperarse de múltiples fracturas y una contusión pulmonar tras caer de un sexto piso. El hecho ocurrió la tarde del viernes, pero aún no se tiene claro qué sucedió, pues los testigos sostienen que la mascota no pudo haber llegado sola hasta esa altura.

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“Primero se cayó una teja y luego el perrito. Quedó encima de mi puesto”, dijo a EXTRA Marisa Pinos, una artesana que exhibe sus productos en la calle Venezuela y Sucre, sitio donde ‘aterrizó’ el can.

Por las características del animal, los testigos sospechan que tenía alguna persona responsable. “Estaba gordito y grande. Ese no era un perro botado”, señaló Pinos.

Pero nadie lo ha reclamado. De hecho, se cree que quienes estaban con él huyeron. “Había tres sujetos que se fueron por las azoteas y no los alcanzaron”, comentó Carolina Vargas, habitante de una vivienda contigua.

Finalmente, la Fundación Lucky se hizo cargo del animalito. Desde la entidad informaron que su estado “es de reservado a malo”.

Este hecho devela una problemática recurrente, sobre todo en el Centro Histórico: el abandono de propiedades, las cuales son ocupadas por terceras personas. La edificación de la que cayó el can está abandonada desde hace más de 10 años y varias veces ha sido ocupada por personas en situación de calle o delincuentes.

Un día después del incidente, dos trabajadores fueron contratados para reforzar la entrada del inmueble con soldadura. “Esto pertenece al Ministerio de Vivienda. A nosotros solo nos mandaron a soldar la puerta”, explicó uno de ellos.

Carolina Vargas contó que “a nosotros nos robaron hasta víveres, porque se mueven entre las azoteas de las casas”. Por ello ha tenido que colocar una cerca eléctrica para evitar que vuelvan a entrar a su departamento. “La policía los saca, pero siempre vuelven”, finalizó.

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