Carolina Benavides es conocida en el mundo artístico como Karol La Roja y halló en las redes sociales su nicho. Nació hace 40 años en Bahía de Caráquez (Manabí), se crió en Quevedo (Los Ríos), pero ha hecho su vida en Quito.

Aproximadamente a los 12 años, se sedujo por el mundo de la música y se integró a un grupo que realizaba coreografías para otros artistas. “Nos llevaban a otras ciudades y me gustaba la tecnocumbia. Miraba mucho el trabajo de los grupos Tierra Canela y Dulce Veneno”, cuenta.

Sin embargo, no quiso estancarse como bailarina y, a los 30 años, se aventuró al canto. “Me abrieron las puertas algunas agrupaciones. Y por uno de ellos nació mi nombre artístico”.

Le dijeron que necesitaban una chica que tuviera el cabello rojo y, sin dudarlo, se tiñó de ese color. Pero jamás la llamaron y conservó ese tono para su carrera musical.

Como muchos influencers, Karol se volcó a las redes sociales cuando llegó la pandemia del COVID-19 en 2020. “Me quedé sin trabajo y no sabía qué hacer. Entonces decidí emprender en mi profesión, que es el estilismo”, asevera.

Creó una página en Facebook en la que ofrecía combos de implementos para peluquería, como planchas para cabello y tintes. Pero donde realmente despuntó fue en la venta de máquinas para cortar pelo, y de a poco aprovechó su popularidad para hacer ella misma las entregas a domicilio. “Viajábamos por las calles de Quito y era como un desierto. Pero, dando gracias a Dios, nos fue muy bien”.

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Vio el potencial de lo digital y dejó de lado la venta de sus artículos para convertirse en influencer en TikTok. El primer video que se difundió fue cantando un vallenato y el número de vistas se disparó.

Así fue como decidió hacer contenido musical y aprovechar esa fama digital en otros videos. “Mi fuerte son las transmisiones en vivo porque me gusta tratar temas que nos pasan a las personas. Por ejemplo, me gusta dialogar sobre casos como las relaciones tóxicas, las madres solteras y, indudablemente, de la música”.

Lo hace porque Karol qiere compartir sus experiencias de vida. “Y si puedo aportar con un granito de arena para ayudar a la gente con mi contenido, pues con mucho gusto lo haré”, finaliza.

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