Preocupados, con el temor de que les ocurra algo malo, parientes de Óscar Domínguez Murillo continuaban velando su cadáver este viernes 2 de agosto del 2024. Él fue el padre de familia asesinado a tiros la tarde del miércoles 31 de julio fuera de un colegio en Guayaquil.

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Durante el ataque, ejecutado en las calles Novena y Argentina, su hijo, un estudiante de 14 años, resultó herido y desde entonces está internado en un hospital.

El progenitor fue la segunda víctima mortal de sicarios en esa familia. Dos meses y tres días antes, su hijo mayor también fue acribillado a balazos, marcando con su deceso un año macabro para los suyos.

La Policía investiga si el atentado en los exteriores del plantel educativo fue dirigido al chico de 14 años. Una persona allegada al entorno familiar comentó a EXTRA que el padre del muchacho perdió la vida tratando de evitar que los pistoleros asesinen al menor.

“Él lo fue a ver al colegio, estaba conversando en una esquina con unos amigos cuando ya tocaron el timbre. Las personas que lo mataron estaban ahí, tenían unas mochilas y ahí cargaban las armas”, relató.

El padre iba en una moto. Cuando el adolescente se estaba subiendo, los sujetos armados dispararon y el adulto se interpuso, protegiéndolo.

La persona del entorno familiar criticó comentarios expuestos en las redes sociales contra ambos, en los cuales se aseguraba que estaban implicados en actos delictivos. “Era comerciante, maestro pintor. No sé por qué hablan de que vendía droga, que era sicario”, mencionó el pariente de Óscar.

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Respecto a rumores similares sobre el hijo mayor, también asesinado a plomo dos meses atrás, expresó: “Si él andaba o no andaba en cosas malas, no lo sé. De la puerta para afuera, yo no sé. Si fue de alguna pandilla, yo no lo sabía”.

Este viernes 2 de agosto, cerca del mediodía, en los exteriores del colegio había dos policías en una patrulla móvil, esperando la salida de los estudiantes para ofrecerles resguardo mientras se retiraban de la institución.

Cuando faltaban pocos minutos para la finalización de clases en la institución de educación secundaria, bajaron del vehículo y caminaron hacia la entrada principal, para cumplir con su presencia durante la salida de los alumnos. Quienes viven en los alrededores, aunque están de acuerdo con la medida, siguen atemorizados.

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